
En momentos de crisis queremos hacer un gran retiro de fe y gozar la
serenidad que ella trae, pero nuestra bóveda está vacía. No hemos hecho
los depósitos para tener la fe suficiente que nos urge en esos momentos.
La literatura nos dice que la fe llega a través de la práctica y esa
práctica debe ser periódica. La fe se cultiva antes de que lleguen las
crisis.
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