
El programa es sencillo, pero es la cobardía con que nos encierra
nuestro ego la que nos complica seguirlo. Se requiere valor para
cambiar. Sin él siempre evitaremos los retos e inventaremos
justificaciones para no progresar más rápidamente o para no progresar
del todo. Ese valor para cambiar lo que sí podemos viene de nuestro
Poder Superior a quién hay que pedirlo sincera e incesantemente.
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