Desvaneciendo el miedo

DESVANECIENDO EL MIEDO
Francisca F. de Nova Scotia
Marzo 1999

El miedo me toca cuando camino en una habitación llena de gente, si me corresponde presidir una reunión o cuando conozco a alguien nuevo. Estoy temerosa de que pueda herir los sentimientos de alguien y de que no sepa las cosas correctas que hacer en determinadas situaciones. El miedo me golpea cuando voy a casa y mi esposo está ahí y no sé de qué humor estará.

Siempre pensé que nadie sabía lo que lo que era estar lleno de miedo ¿Cómo podría saber alguien lo que se sentía cuando el miedo me paralizaba de manera que no podía moverme? Me sentía tan ansiosa que no podía sentarme. Mis propios pensamientos negativos aumentaban el problema. Cuando me preguntó “¿Y si?” mi tensión se eleva. Si pienso en lo que “debería haber” hecho, aparece una persona loca en mi cabeza que no se deja de hablar.

Temía a lo que mi vida se había vuelto y luego temí las acciones que debía tomar para cambiarla. Estoy aprendiendo a dar pequeños pasos, como hacer muchas preguntas cuando no sé algo. Trato de no mirar muy lejos en el futuro. Quiero ver lo que puedo resolver o hacer en este momento.  También he aprendido que lo que puedo hacer sobre cada problema puede ayudarme a sentirme mejor.

A veces el teléfono es mi salvavidas cuando me siento exhausta o paralizada. Otras veces digo una pequeña oración o doy un largo paseo por el bosque. Estoy contenta de haya maneras en que puedo estar a solas con mi Poder Superior, Nadie es tan comprensivo y paciente conmigo  cuando estoy muy enojada o herida. Mi Poder Superior me escucha  y me ama no importa lo que yo diga.

Estoy aprendiendo que el primer paso para desvanecer el miedo es mi disposición a entender. Quiero aprender sobre el amor y la vida y tener compasión por la gente que no me agrada. Quiero obtener el valor de confiar en la gente porque la mayoría de ella de verdad quiere ayudarme.

Reimpreso con la autorización de The Forum, Al-Anon Family Groups Hdqs., Inc., Virginia Beach, VA.