Les comparto esta historia escrita
por Sue V., de Florida para la revista The Forum de agosto de 1998:
En mis primeros días en Al-Anon tenía mucho problema con el
perfeccionismo. Todavía me pasa a veces pero ahora que estoy esforzándome por
progreso, no por perfección. Mi esposo, que sacó a relucir este defecto de
carácter mío, es un alcohólico en recuperación. Nos unimos después de muchos
años de divorciados. Hemos trabajado muy duro en comunicarnos mutuamente, en
lugar de nuestros ocultar nuestros sentimientos.
Una mañana mientras me estaba preparando para ir a trabajar,
estaba con mi prisa usual, pero sabía que no podía salir de casa dejando la
cama destendida. Como estaba con mucha prisa, mi esposo me ofreció tender la
cama. Acepté su ayuda pero mi mente se mantuvo diciéndome "no lo va a
hacer bien, especialmente cuando le toque poner las almohadas decorativas correctamente."
Mi esposo estaba trabajando en su lado de la cama cuando
dejé la habitación. Cuando regresé, noté que las almohadas decorativas no
estaban de la manera en que me gustaban. Inmediatamente las reacomodé a mi
gusto. Me metí al baño y cuando volví, todas las almohadas estaban al pie de la
cama.
Me detuve abruptamente, miré las almohadas y de inmediato me
puse a reír. Mi esposo miraba a hurtadillas desde una esquina y sonrió. Supe en
ese momento que él estaba ayudándome a entender que mi viejo perfeccionismo
estaba surgiendo, pero el no dijo nunca una palabra.
Todavía recuerdo esa situación por doquier mi perfeccionismo
intente volver. Sí, dejé las almohadas en paz y hoy no dejo la amabilidad de
otra persona por detrás de mi defecto de carácter.
Sigo viniendo a Al-Anon para recordarme que mi
atención debe estar puesta en mí y no en lo que otro hace o no hace.
Reimpreso con la autorización de The Forum, Al-Anon Family
Groups Hdqs., Inc., Virginia Beach, VA.
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