YA NO QUIERO
ESCONDERME DE LA VIDA
Anónimo
The Forum, noviembre 2018
El
aislamiento es un término a menudo asociado con los presos o personas con
enfermedades infecciosas. Sin embargo, cuando estaba conectada con la
enfermedad del alcoholismo, adquirió un significado completamente nuevo para
mí. Me había jubilado recientemente de una posición que, durante muchos años,
me dio muchos amigos y una segunda familia. Siempre fui extrovertida y disfruté
el contacto con otros. Sin embargo, a pesar de lo gratificante de mi trabajo,
estaba lista para retirarme y no estar restringida por un horario establecido.
Nunca podría haber imaginado la agitación que ocurriría en nuestras vidas poco
después de que me jubilé. Mi esposo y yo descubrimos que nuestra hija era
alcohólica y para entonces ella ya estaba en el camino de las consecuencias potencialmente
mortales.
Una vez que
ingresó en rehabilitación por primera vez, dejé de comunicarme con casi todos,
excepto con las personas que estaban allí. Me avergonzaba decirle algo a mi
familia o amigos, y sabía que nuestra hija tampoco quería que se enteraran de
sus problemas. Mi esposo y yo dejamos de ir a cualquier lugar excepto a
rehabilitación para verla. Con el tiempo, parecía que estaba mejorando, pero
todavía tenía miedo de irme de casa en caso de que pudiera recibir una llamada
de ella o de alguien más que nos dijera que había tenido un accidente o algo
peor. Todo este tiempo, realmente estaba perdiendo la cordura y volviendo loco
a mi esposo. Estaba tratando de controlar todo lo que hacía nuestra hija. Me
dije a mí misma que podía hacer que dejara de beber si me escuchaba a mí, a su
padre y a su marido.
Cuando entró
en rehabilitación por segunda vez, estaba segura de que era mi culpa. Pensé que
si hubiera presionado más, no habría necesitado regresar. Sin embargo, resultó
ser el primer paso en el camino hacia la recuperación para mí, y tengo que
agradecerle a mi hija por eso. Ella sugirió que Al‑Anon podría ser un buen
programa para mí, y que un libro titulado Cómo
ayuda Al‑Anon a los familiares y amigos de los alcohólicos podría explicar
más sobre esto. Compré una copia y me concentré en todo lo que tenía que decir
sobre Al‑Anon y la enfermedad del alcoholismo. Comencé a ir a un grupo de familia
Al‑Anon y encontré personas amorosas que comprendían lo que estaba pasando. Me escucharon
sin juzgar cuando compartí mis miedos y lágrimas, y también escuché y aprendí
de sus experiencias.
Aprendí en
Al‑Anon que estoy aquí para mi propia recuperación y una nueva comprensión de
mí misma. A nuestra hija le está yendo bien estos días con la ayuda de A.A., y
nuestra relación es mejor que nunca. Aprendí a no aislarme más y me permití
disfrutar de mi vida, mi familia y amigos.
Reimpreso con la
autorización de The Forum, Al-Anon Family Groups Hdqs., Inc., Virginia Beach,
VA.