Por primera
vez pude asistir a una reunión de divulgación de Alateen. Tenía muchas ganas de ir
para darles apoyo. Iba pensando en lo que iba a aportar y no me imaginé todo lo
que estos jovencitos me iban a aportar. Fue una grata sorpresa saber lo mucho
que se involucraron en la difusión del evento verlos tan desenvueltos
coordinando la reunión y compartiendo temas y experiencias. Todo lo anterior
son cosas que todavía aterran a miembros adultos de Al-Anon. Hicieron gala de
una sinceridad y sensatez que cuesta encontrar en gente de mucha más edad.
Estaba impresionado. Sigo impresionado.
Me
identifiqué con las experiencias que se compartieron. Aún recuerdo lo que es
ser un adolescente atribulado y pude entender el dolor que les afligía y su
urgencia por encontrar una solución. Dichosamente la encontraron y operó un
milagro en sus vidas. El cambio de personas tristes y vacías a felices y plenas
era claro. Se confirmaba una vez más que la práctica de principios espirituales
de la mano de un Poder Superior y de la hermandad rinde buenos frutos.
Al
finalizar la reunión, dos miembros se sentaron frente a una muchachita que iba
por primera vez y con mucho entusiasmo le hablaron acerca de Alateen, le
contaron sus experiencias y evacuaron dudas. Se notaba el interés de que se
sintiera comprendida. Esa escena de amor genuino fue la que más se me ha
quedado grabada. Ese apoyo entre necesitados es lo que le dio origen al
programa y lo mantiene vivo.
El
único punto negro fue que no llegó tanta gente como se previó. No hablo solo de
nuevos prospectos sino de miembros de Al-Anon. No sé a ciencia cierta qué estará
pesando más en la falta de asistencia a estos grupos: la vergüenza de la gente
o la falta de interés y eficacia de nuestros miembros al divulgar la opción que
tenemos para ayudar a los menores. Ojala descubramos pronto qué es para
corregirlo. A los jóvenes les exigimos mucho. Les echamos la carga de que deben
ser mejores que nosotros y darnos un mañana brillante. A cambio les damos muy
poco y creo que algo muy valioso que podemos ofrecerles es este tesoro llamado
Alateen. Es como un tesoro dentro de otro tesoro, Al-Anon. Que no sea por
nuestra omisión que pocos los encuentren.