El bienestar que sentimos en las reuniones no es suficiente para decir
que progresamos. Tampoco un gran conocimiento del programa ni el haber
pasado mucho tiempo en él. El.progreso se nota en nuestros cambios y en
cómo esos cambios hacen que vivamos en armonía tanto dentro del grupo
como fuera de él. La práctica de los principios por encima de nuestra
persona es lo que marca la diferencia.
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