Dice nuestra literatura que anticipar desgracias es típico de los que venimos de hogares alcohólicos. Al crecer en un ambiente donde las sorpresas desagradables eran comunes, no es de extrañar que se desarrolle un enorme pesimismo. El futuro se convierte en una caja de tragedias esperando a salir en cualquier momento para llenarnos de dolor.
Ahora sé que no tengo que pensar que mi vida va de desgracia en desgracia, aunque el programa me ha enseñado que no todo saldrá como yo quiero ¡Y gracias a Dios que así es! Me he puesto a repasar una serie de cosas que no alcancé y deseaba desesperadamente que luego comprobé me hubieran causado mucho daño. Perder algo puede ser una ganancia, aunque uno suele darse cuenta hasta mucho tiempo después de perderlo. Por lo general al momento de perder, lo primero es frustrarse. Entramos en crisis, aunque como también dice la literatura estas pueden ser una forma de ayuda. En mi caso una crisis me llevó a Al-Anon, me hizo reconciliarme con mi Poder Superior, me permitió descubrir una serie de habilidades y me libró de un peligro de tal envergadura que jamás hubiera podido imaginarlo. Dios veía más allá y permitió que la crisis me salvara. No puedo dejar de mencionar que muchas crisis no eran tales, sino que solo eran exageraciones de mi mente. Mi sentido de la proporción se había dañado como consecuencia de crecer en un entorno caótico.
Comprender lo anterior me ha ayudado a combatir el pesimismo. Si la adversidad aparte de fortalecerme puede traer otros grandes beneficios, ¿por qué tener una visión negativa de la vida? El futuro es insondable pero ya no me interesa conocerlo. Puedo trabajar para ser razonablemente feliz un día a la vez. Confío en que todo lo que suceda por el camino durante este año será para bien, si voy de la mano de Dios y de Al-Anon.
C.G.
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