martes, 16 de agosto de 2016

Un trabajo para toda la vida

Disfruto mucho ir a reuniones y todo lo que se refiere al programa. Por eso no me molestó en lo absoluto cuando me dijeron que si quería mantenerme bien emocionalmente, era necesario trabajar toda la vida. La recuperación no era algo que se podía dar por hecho que se mantendría para siempre. En cualquier momento podía perder mi avance y volver a quedar a merced de mis defectos de carácter y del espantoso sufrimiento que eso acarrea. Solo recordar esa agonía es un buen a aliciente para no descuidarme.

Igual que mantenerse físicamente bien conlleva un trabajo diario y de nunca acabar (comer, ir al médico,  cuidar mi dieta, beber agua, descansar lo suficiente, etc.), es necesario ser constante en el cuidado espiritual y emocional. Físicamente es muy difícil que nos descuidemos y que le pongamos peros a los procesos por los que tenemos que pasar para mantener nuestra salud y vigor. A nivel espiritual y emocional es otra cosa. Pienso que por la exagerada importancia que se le ha dado al área material, hacemos a un lado el cuidado de esas otras áreas. Eso me trajo terribles consecuencias que no quiero que se repitan y el precio a pagar es mantenerme constante en mi proceso de recuperación. Como dije anteriormente, no me molesta. Disfruto el proceso y la retribución ha sido muy buena.

Me extraña cuando escucho miembros que dicen que ya no quieren saber nada del programa y se alejan permanentemente de la hermandad. Escuchar eso de veteranos me extraña más porque me da la impresión de que se han cansado de los principios, y cansarse de los principios significa nunca haberlos tenido a ellos ni a los beneficios que aportan. Me cuesta creer que alguien se pueda cansar de semejante tesoro, a menos que nunca haya entendido su enorme valor. No se

trata solo de una terapia sino de una forma de vivir bien y que cada vez mejorará. No niego que he tenido momentos de frustración cuando mis propios defectos quieren sacarme del camino que me traza Al-Anon. Unas veces son producto de la intolerancia con los defectos de los demás, otras por la intolerancia con los míos, lo que me hace creer que mi progreso es insuficiente. En mi caso espero que nunca pase de ser un deseo fugaz propiciado por un ocasional e inconsciente intento de autodestrucción. No quiero jubilarme de algo que es lo que me ha ayudado a vivir con calidad. 

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