Disfruto mucho ir a reuniones
y todo lo que se refiere al programa. Por eso no me molestó en lo absoluto
cuando me dijeron que si quería mantenerme bien emocionalmente, era necesario
trabajar toda la vida. La recuperación no era algo que se podía dar por hecho
que se mantendría para siempre. En cualquier momento podía perder mi avance y
volver a quedar a merced de mis defectos de carácter y del espantoso
sufrimiento que eso acarrea. Solo recordar esa agonía es un buen a aliciente
para no descuidarme.
Igual que mantenerse físicamente bien conlleva un trabajo
diario y de nunca acabar (comer, ir al médico,
cuidar mi dieta, beber agua, descansar lo suficiente, etc.), es
necesario ser constante en el cuidado espiritual y emocional. Físicamente es
muy difícil que nos descuidemos y que le pongamos peros a los procesos por los
que tenemos que pasar para mantener nuestra salud y vigor. A nivel espiritual y
emocional es otra cosa. Pienso que por la exagerada importancia que se le ha
dado al área material, hacemos a un lado el cuidado de esas otras áreas. Eso me
trajo terribles consecuencias que no quiero que se repitan y el precio a pagar
es mantenerme constante en mi proceso de recuperación. Como dije anteriormente,
no me molesta. Disfruto el proceso y la retribución ha sido muy buena.
Me extraña cuando escucho miembros que dicen que ya no
quieren saber nada del programa y se alejan permanentemente de la hermandad.
Escuchar eso de veteranos me extraña más porque me da la impresión de que se
han cansado de los principios, y cansarse de los principios significa nunca
haberlos tenido a ellos ni a los beneficios que aportan. Me cuesta creer que
alguien se pueda cansar de semejante tesoro, a menos que nunca haya entendido
su enorme valor. No se
trata solo de una terapia sino de una forma de vivir bien y
que cada vez mejorará. No niego que he tenido momentos de frustración cuando
mis propios defectos quieren sacarme del camino que me traza Al-Anon. Unas
veces son producto de la intolerancia con los defectos de los demás, otras por
la intolerancia con los míos, lo que me hace creer que mi progreso es
insuficiente. En mi caso espero que nunca pase de ser un deseo fugaz propiciado
por un ocasional e inconsciente intento de autodestrucción. No quiero jubilarme
de algo que es lo que me ha ayudado a vivir con calidad.
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