Los miembros de Al-Anon de mi grupo fuimos invitados la semana pasada a festejar los 33 años de sobriedad de un doble A. Al iniciar la reunión, la persona a cargo de la coordinación se refirió a la actividad como una fiesta espiritual. Así se sentía mi espíritu: de fiesta. Disfruto mucho compartir con los miembros de esa confraternidad. Me lleno de gozo al escuchar sus historias de recuperación. Lo que más me regocija no es oír hablar de su tiempo de abstinencia sino de su progreso espiritual y los beneficios que este ha traído para ellos mismos y las personas con quienes tienen contacto. Dejar de beber es bueno, pero encontrar una buena vida es mejor.
Una vez de niño me llevaron a una reunión de A.A. Puse bastante atención al punto que todavía recuerdo varias cosas de las que se hablaron y la disfruté mucho. Pasaron muchos años antes de que volviera a una y desde entonces no dejo de disfrutarlas con regularidad y llenarme de la sabiduría que de ellas emana. Sé que la gran mayoría no llegó a buscar su recuperación porque quisieran ser mejores personas, sino obligada por el látigo del alcohol. Eso no disminuye mi admiración por su lucha. A fin de cuentas, el cambio no se hubiera operado sin un gran esfuerzo propio. Tuvieron que comprometerse a trabajar en el amor y el servicio con la ayuda de un Poder Superior y A.A. Es algo digno de reconocerse e imitarse.
Estoy muy agradecido con el Dios de mi entendimiento por darme la oportunidad de relacionarme con Al-Anon y A.A. Soy muy afortunado de beneficiarme de ambos movimientos de buena voluntad. Lo lamento por los que no quieren venir a gozar de nuestras fiestas espirituales porque su orgullo no se los permite. Fue bueno que el dolor haya doblegado mi orgullo lo suficiente como para no impedirme encontrar tal bendición.
C.G.
Una vez de niño me llevaron a una reunión de A.A. Puse bastante atención al punto que todavía recuerdo varias cosas de las que se hablaron y la disfruté mucho. Pasaron muchos años antes de que volviera a una y desde entonces no dejo de disfrutarlas con regularidad y llenarme de la sabiduría que de ellas emana. Sé que la gran mayoría no llegó a buscar su recuperación porque quisieran ser mejores personas, sino obligada por el látigo del alcohol. Eso no disminuye mi admiración por su lucha. A fin de cuentas, el cambio no se hubiera operado sin un gran esfuerzo propio. Tuvieron que comprometerse a trabajar en el amor y el servicio con la ayuda de un Poder Superior y A.A. Es algo digno de reconocerse e imitarse.
Estoy muy agradecido con el Dios de mi entendimiento por darme la oportunidad de relacionarme con Al-Anon y A.A. Soy muy afortunado de beneficiarme de ambos movimientos de buena voluntad. Lo lamento por los que no quieren venir a gozar de nuestras fiestas espirituales porque su orgullo no se los permite. Fue bueno que el dolor haya doblegado mi orgullo lo suficiente como para no impedirme encontrar tal bendición.
C.G.
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