Les comparto esta publicación del blog “Letting Go Finding Hope through Al-Anon”:
Guerra espiritual. Así es como solían llamarla en la iglesia donde crecí. Se trataba de cuando el mal te acechaba intentando de acabar contigo porque estabas en el camino de la rectitud.
Fue algo atemorizante cuando era niña pensar que el diablo estaba sólo un paso detrás de ti esperando a que bajaras la guardia. Te golpeaba cuando estabas desanimado por así decirlo, o te llevaba a las tinieblas.
Con los años he aceptado el hecho de que hay algo dentro mío que no siempre busca lo mejor para mí. Es un pensamiento negativo que no siempre puedo controlar. Las palabras en mi cabeza parecen tan reales y les creo. No hay consignas o asesoramiento de gente bienintencionada que me ayuden ni un poco cuando estoy en esa situación. Me aterro y paralizo y la última cosa que quiero hacer es moverme de donde estoy.
Sé que no soy la única que tiene esta experiencia. En mi búsqueda espiritual he leído muchos libros de muchos autores que siguen diferentes caminos espirituales y experimentan lo mismo. Justo antes de un avance algo les tumba y luego pasa.
Lo que no te mata te hará más fuerte. Creo que la mente se resiste al progreso. Es tan cómodo vivir con lo que es familiar, incluso si es el dolor de tu propia historia. Es más fácil mantenerse en una rutina que salirse de ella. Lo que está afuera puede que no sea tan bueno como la rutina y ciertamente por un tiempo no lo es. El crecimiento es incómodo durante un tiempo hasta que la nueva rutina está bien establecida.
Sentada meditando, con la tristeza y la frustración presentes en mi vida en este momento, me di cuenta de que he llegado a esa situación nuevamente. Estoy saliendo de la rutina y es incómodo y solitario. Se me pide cuestionar mi propio pensamiento y la forma en que he estado llevando mi vida. Esto es realmente difícil y un golpe a mi ego.
En la oscuridad, le pedí a Dios ayuda. El Tercer Paso vino a mi mente al instante. Tomé la decisión de entregar mi voluntad y mi vida al cuidado de Dios, como yo lo entiendo. ¿Realmente es así de simple? He oído que era no hacer nada. Es soltar. Dios en realidad no necesita de mi ayuda y él preferiría que simplemente permanezca fuera de su camino.
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