Siempre me había preciado
de tener buena visión. Aun así, empecé a tener problemas para ver letras
pequeñas, lo que yo achacaba a problemas de iluminación. Fui examinado y había
una pequeña pérdida de visión. Cuando el optometrista me examinó, lo primero
que hizo fue mostrarme unas letras a la distancia que le dije podía ver sin
problema. Me dije "tengo una excelente vista de lejos". Cambió los
lentes y afirmó "Pero así las ves mejor." Pensé que no podía ver
mejor de lo que veía antes, pero sí era posible.
Semanas después tuve que
volver porque desde el primer día de usar anteojos, experimenté un poco de
ardor en los párpados. Pensé que se trataba de falta de costumbre y lo mismo me
aseguraron dos optometristas. Busqué al mismo que me atendió primero porque además
de ser quien me receto los anteojos, era un profesional muy reconocido por su conocimiento
y experiencia. Casi de inmediato se dio cuenta de una disparidad en la
distancia de los lentes, lo que producía que se me cansara la vista. Yo le dije
que pensé que era falta de costumbre y me contestó “Hay cosas a las que uno
puede acostumbrarse, pero hay otras que hay que arreglar."
Antes de conocer el programa
estaba convencido de que mi vida estaba bastante bien. Que era normal el
malestar que experimentaba y que parte de mi problema era mi incapacidad de
adaptarme a lo que muchos otros soportaban. Por los patrones de referencia
distorsionados con los que crecí y adopté, no pude determinar lo que era vivir
sanamente. Al-Anon me enseñó que podía estar mejor. No se trataba de acostumbrarse, sino de arreglar
cosas en mi vida. Ahora invito a otros afectados por el alcoholismo de otra
persona a que prueben ver las cosas desde el punto de vista del programa,
aunque estén seguros de que su vida no está tan mal y ya se han acostumbrado a
ella. No todos querrán aceptarlo, pero habrá quienes sí y deseen tanto esa
forma de vida que harán los cambios necesarios para obtenerla.
Dios,
no permitas que me acostumbre a vivir mal y ayúdame a alcanzar la plenitud que
tú deseas alcance. Que nunca me acostumbre a las migajas de la vida.
C.G.
Gracias
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