miércoles, 20 de abril de 2016

Soy anónimo, no invisible

Por desconocimiento, el anonimato es uno de los conceptos que más se ha retorcido. He visto que se llega a exagerar a tal punto, que se hacen cosas ridículas. Lo más triste es que junto con ese desconocimiento de lo que es en realidad el anonimato, la malinterpretación de que nuestra política sobre temas de relaciones públicas se basa más en la atracción que la promoción ha contribuido en que nos hayamos vuelto una hermandad casi secreta. También el miedo y la indiferencia a la hora de tocar puertas para darnos a conocer por el público en general nos ha afectado mucho. No podemos volvernos tan anónimos que nadie nos conozca, cosa que iría contra nuestro propósito primordial: LLEVAR EL MENSAJE.

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