lunes, 16 de noviembre de 2015

La vida es hermosa aunque te cueste creerlo




Sí se puede ser feliz pese a las circunstancias. En mi caso me di cuenta que lo que me impedía disfrutar de mi vida era mi forma errónea de pensar. Desde luego que he tenido problemas, pero al estar yo mal interiormente la forma en que los veía y les hacía frente no era adecuada y hasta llegué a agravarlos. Me volví pesimista y me enfocaba en lo negativo. 

Lo que leo en nuestra literatura, los testimonios de mis compañeros y lo que he visto me dice que hay muchísima gente sufriendo sin sentido. Me temo que es la mayoría. Para algunos la vida se ha convertido en una gran tragedia que solo acabará con la muerte, que a veces anhelan y hasta adelantan. La buena noticia es que se puede vivir bien. El pesimismo puede atraparnos de tal manera que nos hace creer que no es posible y que estamos condenados a vivir desgracia tras desgracia. Y también entra en juego el autosabotaje que nos mantiene a distancia de la sanación emocional. Una vez que nos quitamos la venda de la desesperanza, podemos descubrir el esplendor de una vida feliz que está ahí esperando a que la alcancemos. Suena muy fácil y así debería ser. Pero la realidad es diferente. Estamos tan acostumbrados a lo malo que requiere un perseverante trabajo acostumbrarse a lo bueno.

Descubrí la hermosura de la vida cuando con la ayuda de Al-Anon descubrí mi propósito en ella y empecé a dedicarme a él. Ese propósito era dejar que mi verdadero yo saliera y se manifestara en el mundo. El resultado fue armonía y gozo. La vida adquirió un sentido más profundo del que yo creía y la empecé a amarla. No se trataba nada más de placeres, sino de trabajar por ser todo lo que mi Poder Superior esperaba que fuera. El producto de ese trabajo ha sido la felicidad y por eso ahora disfruto la vida.

C.G.

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