Había escrito meses atrás que, aunque sigo fallando, si bien es cierto no puedo dejar desaliento tampoco me dejo hundir en la depresión ni sentirme un bueno para nada. He andado algo desalentado por unos errores recientes debido a mi desconocimiento y descuido. Igual que a un A.A. le molesta más una recaída porque tiene conocimiento del programa, me produce más escozor emocional recaer en los defectos de carácter sabiendo lo que sé de los principios espirituales.
Senderos de Recuperación nos dice “Es probable que ocurran recaídas durante momentos de tensión, cuando es natural retroceder hacia comportamientos antiguos de defensa. La recuperación no nos cura de toda imperfección humana ni elimina todo el dolor de nuestras vidas.". Todas las personas estamos propensas a fallar. A todas las personas les concedo eso y no me atrevo a poner un pedestal a nadie. Comprendo la falibilidad humana. Es algo con lo que tenemos que convivir y a lo que hay que enfrentar continuamente.
Como hijo adulto de alcohólico tengo una fuerte inclinación a sentirme culpable y en el tema de la responsabilidad, soy de los que les da por ser muy responsables. Eso aumenta más la frustración de no haber cumplido con mi deber. ¡Y ni qué decir del volver a experimentar la punzante vergüenza, del volverse a sentir inadecuado, de la espera de un severo castigo! Al menos, a diferencia de mi época pre-programa, ahora sí cuento con herramientas efectivas para enfrentar una neurosis que, aunque atenuada, nunca pierde la oportunidad de intentar hacerme caer.
Debo ser comprensivo conmigo mismo igual que soy comprensivo con los demás. He cometido fallas y seguiré equivocándome. Lo que me queda es mantenerme detectando, admitiendo y corrigiendo. No podré librarme de los errores, pero si puedo disponerme a reducir su frecuencia y gravedad.
C.G.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Le sugiero dejar su comentario usando la opción Anónimo