Meditaciones personales de un miembro costarricense de la hermandad mundial Al-Anon, dedicada a llevar fortaleza y esperanza a personas afectadas por bebedores problema.
jueves, 29 de octubre de 2015
Derribando paredes para darle paso a la recuperación.
Derribando paredes para darle paso a la recuperación.
Al recordar el pasado de mi vida, me di cuenta de que he construido tantos puentes sin darme cuenta, algunos de los cuales no han sido apropiados. También he construido muchas paredes. Durante los días de alcoholismo activo, construí una pared alrededor de mí misma y no había puente que me alcanzara. Estaba tratando de buscar una mejor vida, pero no podía dejar que las paredes se derribaran lo suficiente para dejar que un puente del exterior se comunicara con el interior de mi ser.
Finalmente la pared se desmoronó; ya no pude mantenerla levantada con mis resentimientos y con mi ira. Acudí al puente que me estaba esperando: el puente a los Grupos de Familia Al-Anon. Crucé ese puente hacia una vida que nunca creí posible.
Siempre había tenido una relación con un Poder Superior, pero no fue sino hasta que llegué a Al-Anon que me di cuenta de que no era tan profunda como yo quería que fuera. Inicié la búsqueda de la espiritualidad con la ayuda que recibí en las salas de reuniones y de mi Madrina. Con el ejemplo, me mostraron la espiritualidad por medio del amor, la comprensión y el apoyo que no sólo me dio mi Madrina sino que también me dieron todos los miembros de mi grupo; lo cual había sido transmitido a ellos por medio de los puentes que nuestros pioneros construyeron desde hacía muchos años.
Oh, siento tanta gratitud de que esos puentes fueran construidos tan fuertes como para durar todos estos años y de tengan la fuerza suficiente para continuar siendo puentes en el futuro de Al-Anon en todo el mundo.
A través de los años en Al-Anon he tenido que acudir en varias ocasiones a buscar nuevamente el fortalecimiento de mi vida espiritual. Cuando vine a Al-Anon era tan ingenua que creía que todos mis problemas se acabarían. ¡Qué equivocada estaba! En muchas ocasiones lo único que me ha sostenido es creer que mi Poder Superior me ayudará a salir adelante.
Cada dolor que de nuevo me invadía no sólo fortalecía mi vida espiritual sino que me hacía tener presente que siempre debo luchar para seguir en la búsqueda de una relación aún más profunda con mi Poder Superior. Sé que al continuar con la práctica de este programa seguiré fortaleciendo y vigorizando mi búsqueda espiritual.
Reimpreso con la autorización de The Forum, Al-Anon
Family Group Hdqts., Inc., Virginia Beach, VA.
martes, 27 de octubre de 2015
Terror convertido en amor
Video: ¿Qué puedo obtener el Al-Anon?
domingo, 25 de octubre de 2015
Los Pasos
domingo, 18 de octubre de 2015
Comprensión a través de mi imperfección
En estos días me he dado cuenta de que algunos conocidos míos han recibido severos regaños por diferentes motivos. No se los he dicho ni pienso decírselos, pero sé que las personas que los censuraron han cometido faltas muchísimo más graves que las que les reprocharon. No digo que no se deba llamar la atención a otro por una actitud incorrecta, lo que no me parece es ser tan poco comprensivo y hasta usarse uno mismo como modelo a seguir cuando ha incurrido en faltas mínimo iguales a las que despiertan su indignación. Al repasar mis faltas me doy cuenta de mis deficiencias y se me complica juzgar a otros usando criterios superficiales y una extrema severidad. Tendré que señalar las faltas y quizá hasta deba penalizarlas, pero no hay manera de que yo me sienta en un nivel moral superior a nadie. Me sería muy fácil creerme por encima de los demás y hasta caer en el autobombo si no practicara la autoconciencia ni la aceptación que me obligan a tomar una actitud más humilde frente a la vida.
Hay gente que tienen la idea de que soy buena persona y hasta me prodigan halagos que me parecen exagerados. Agradezco su amabilidad, aunque se están dejando llevar por una imagen. Consciente como soy de mis errores, sé que no merezco el adjetivo de bueno. Estoy en la lucha contra mis defectos de carácter igual que mis compañeros, quienes tratan de llevar una vida más plena limpiándose interiormente. Me siento contento de los progresos que he ido logrando, pero soy defectuoso y lo seguiré siendo hasta el fin de mis días. Debo tener mucho cuidado con la bestia interior con la que convivo y será mi compañera por largo tiempo. No lo veo tan mal considerando que para evitar caer en sus garras y poder seguir avanzando por el camino correcto —por lo menos la mayoría de las veces— entonces debo practicar la paciencia, la comprensión y el servicio. Una vez escuche la frase “la perfección es luchar contra la imperfección”. Esa sería la única perfección que podría aspirar.
Si el desagrado por mis imperfecciones me empuja a superarlas, entonces también tienen su valor porque me motivan a ser mejor. Bien decía Bill W., cofundador de A.A., que nada se desperdicia en la economía de Dios.
C.G.
martes, 13 de octubre de 2015
La recuperación se conquista todos los días
Debo adquirir un compromiso diario con el cambio y ejecutar acciones concretas para lograrlo. El progreso de mi recuperación depende de trabajar sinceramente por vivir de acuerdo a principios y dejar a un lado mi personalidad enferma que solo quiere hundirme. Es un trabajo constante y permanente cuyo descuido traerá una recaída y si no estoy suficientemente fuerte, no me levantaré fácilmente o de plano me quedaré ahí tirado. Igual que como pasa con el ejercicio físico, el ejercicio espiritual requiere disciplina para que sean efectivos. La desidia trunca mi camino a la felicidad.
Hay una frase que oigo mucho en los grupos “El programa no es para quien lo necesita, sino para quien lo quiere”. Querer el programa significa desear tanto cambiar que trabajo en él a diario para superarme En el mismo programa radial que comenté al inicio de este comentario, se dijo que para mediados de enero, el 80% de la gente ha renunciado a sus intenciones de Año Nuevo. Otra estadística dice que solo un 17% de la gente a la que se les hace una invitación a los grupos de 12 Pasos la acepta (de 100 invitados, 17 llegarán) y que solo un tercio de ellos (de esos 17 serían entre 5 y 6) se quedan por más de cuatro meses. Si no se está dispuesto a perseverar y trabajar, no se podrá progresar.
C.G.
domingo, 11 de octubre de 2015
Mi testimonio
Soy hijo de alcohólico y por lo tanto vengo de un hogar muy disfuncional donde mi desarrollo como persona fue severamente truncado. Aprendí a vivir con mucho miedo y vergüenza y me convertí en un niño muy tímido, y esa timidez me ha acompañado gran parte de mi vida. De cierta manera quería ser invisible, evitar a los demás y evitar cualquier forma de confrontación, así que también evitaba enfrentar los problemas. Mi vida se había vuelto una huida constante.
domingo, 4 de octubre de 2015
Las consecuencias de nuestros actos
Si hacer bien a otro nos hace avanzar hacia la realización humana, hacer daño tiene que producir el efecto contrario. Me reduzco como persona trayendo como consecuencia más egocentrismo y me vuelvo un imán de la desgracia. Algunos refutaran ambas ideas porque a simple vista pareciera que a los que dañan les va muy bien, y los que hacen bien la pasan difícil. Creo que hay que ver más allá de lo superficial y entender de otro modo el “que le vaya bien a uno.” Por lo que he visto, las consecuencias de nuestros actos, correctos o incorrectos, siempre traen consecuencias. Mi distorsionada forma de ver la vida me hizo dudar que lo que en general se ha llamado lo correcto y se ha pregonado desde hace siglos, era práctico. La dicha entendida como placer no parecía poder ser alcanzada sin hacer cosas inapropiadas y mucha gente estaba dispuesta a disculparlas y aceptarlas, por ser el precio para lograr el éxito.
Ya no me cabe duda que no se puede causar daño a otros, por más justificaciones que le ponga. Mi felicidad es la que está en juego y la vida siempre pasa la factura. En el plano espiritual no existe la impunidad.
jueves, 1 de octubre de 2015
El búnker
Un día me quedé boquiabierto cuando vi salir del búnker un muchacho a quien no hace mucho le habíamos celebrado su aniversario de sobriedad en una actividad que reunía a miembros de diferentes grupos de 12 Pasos. Sentí un vacío en el estómago y una gran decepción. O bien había recaído en la droga o era un hipócrita. Tuve deseos de contárselo al encargado de organizar dichas actividades especiales para que tomara cartas en el asunto. Verlo compartir con los demás adictos que estaban parados muy campantes me perturbó. No tenía por qué sorprenderme ya que en esas mismas actividades habían dicho que los adictos son mentirosos y manipuladores así que no debía extrañarme su cinismo. Pensé en todas las personas que lo felicitaron el día que se le festejó y me dio pena por ellas.
Una tarde volví a pasar por el búnker y me encontré en la acera a la persona a quien le iba contar acerca del falso adicto en recuperación. Como de costumbre me saludó muy cordialmente y me invitó a ir un día a conocer el centro de restauración ¡El búnker era el centro de restauración! ¡La gente que vivía ahí eran adictos recuperándose! Ya antes me había invitado a unas reuniones que se realizaban en esa zona, pero me imaginaba unas instalaciones algo más glamorosas. No le conté nada de lo que mi suspicacia me había hecho sospechar y me despedí. En el camino iba pensando que todavía tengo mucho trabajo que seguir haciendo para dejar de juzgar con ligereza.
C.G.