Todas estas maravillosas personas alientan mi convencimiento de que no se puede actuar con ligereza al elegir una pareja. No puedo dejarme llevar por aspectos superficiales, sino que hay que analizar muy profundamente. He visto muchos casos donde por las malas decisiones tomadas por gente muy enferma emocionalmente, se inician relaciones atroces que traen tristes consecuencias. La familia las sufre, la sociedad las sufre y hasta futuras generaciones las siguen sufriendo.
He aprendido a tratarme con amor y por supuesto debo tratar a las demás personas de la misma manera. Así que, si busco una relación, no puede ser una persona que atente contra todo el crecimiento que he logrado dentro del programa. Por supuesto no puedo pretender perfección en una pareja, pero si el suficiente progreso como para llevar una relación razonablemente armoniosa. No le pediría que, llevada por el enamoramiento pasajero, me prometa que me hará feliz —algo imposible— y que me amará mucho y para siempre. Preferiría que me dijera que, como se practica el programa, intentará sinceramente amarme, un día a la vez.
C.G.