Ayer me dio por pensar en cómo los defectos de carácter dominan a tanta gente y que sin embargo parecen gozar mucho de la vida. Recordé un chiste que me contó una compañera que decía que un médico le preguntó a su paciente si otros familiares sufrían de los mismos trastornos emocionales y que la paciente le contestó "No lo creo doctor, porque ellos parecen disfrutarlos mucho". No soy inmune a la tentación de pensar que tratar de vivir íntegramente podría llevarme a no vivir la vida a plenitud, por lo menos "la vida loca" o sea vivir buscando obsesivamente satisfacerme a través del placer, poseer, poder y figurar. Pensaba si no estaba siendo muy radical al buscar renunciar cada vez más a lo que otros más bien quieren desesperadamente y a cualquier precio. Le pedí ayuda a mi Poder Superior para no caer en pensamientos del tipo "Pobrecito yo que soy tan bueno y no disfruto, mientras los demás se dan la gran vida", le agradecí tantas cosas buenas que tengo. Empecé a cambiar mis pensamientos para que también mis sentimientos cambiaran. Finalmente me estabilicé y me olvidé del asunto.
Hoy me despierto con una noticia que ha sacudido al mundo y muy especialmente a mi país, porque uno de los involucrados es un compatriota. Se destapó un gran escándalo de corrupción que ha significado la detención de varias personas. Ese suceso me ayudó a reafirmar que mis dudas no tenían sentido. Hartas veces me lo ha dicho el Dios de mi entendimiento a través de diversos medios: "No te entregues a los defectos de carácter. Lucha contra ellos. Nunca son una buena apuesta. Pon primero los Principios Espirituales". Una vez pensé que "si crees que el fin justifica los medios después, no te quejes cuando esos medios justifiquen tu fin". Hay que procurar hacer lo correcto. Las consecuencias de nuestras acciones siempre llegan.
C.G.
Hoy me despierto con una noticia que ha sacudido al mundo y muy especialmente a mi país, porque uno de los involucrados es un compatriota. Se destapó un gran escándalo de corrupción que ha significado la detención de varias personas. Ese suceso me ayudó a reafirmar que mis dudas no tenían sentido. Hartas veces me lo ha dicho el Dios de mi entendimiento a través de diversos medios: "No te entregues a los defectos de carácter. Lucha contra ellos. Nunca son una buena apuesta. Pon primero los Principios Espirituales". Una vez pensé que "si crees que el fin justifica los medios después, no te quejes cuando esos medios justifiquen tu fin". Hay que procurar hacer lo correcto. Las consecuencias de nuestras acciones siempre llegan.
C.G.
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