viernes, 26 de junio de 2015

Engañado

He vivido rodeado de muchas mentiras. En mi proceso de crianza se me inculcaron ideas que iban contra el verdadero sentido de la vida que he encontrado en el Programa, y que por los resultados obtenidos para mí es el verdadero. Por supuesto me aferré a esas creencias falsas que daba como evidentes. Y es que eran las únicas que conocía. Fui engañado y por lo que veo a diario, buena parte de la humanidad vive engañada. El resultado de vivir en una mentira es vivir mal. Anduve por un camino falso que generó y fortaleció un falso yo que se volvió mi verdugo. El camino de mi verdadero yo iba por otro lado.

No me ha resultado un proceso doloroso dejar esas falsas creencias. Más bien me fascina descubrir estas realidades, cuya efectividad para mi les dan legitimidad. Lo que si resulta un poco más complicado es que al ir abriéndose a estas verdades y tomar un camino distinto al que recorre la mayoría, se produce una sensación de aislamiento. Sé que algunos sucumben a la tentación de retroceder para no perder la aceptación y aprobación de los demás. Aunque es fascinante ver las cosas desde otra perspectiva, tampoco ha sido fácil cambiar mi forma de ser para que se adapte a ella.

Cuando hablo de estas verdades que he encontrado en el programa, comprendo el rechazo y hasta la burla de algunas personas que no las entienden. Mucha gente —como yo en su momento— está tan atrapada en esas mentiras, depende tanto de ellas, las han convertido en bases tan profundas de su vida que no puede o no quiere ni tan siquiera cuestionarlas, sobre todo si les reportan un enfermizo beneficio. El principio espiritual del respeto me dice que no puedo ni debo tratar de cambiar su forma de pensar, pero se enciende en mí el deseo de que algún día logren aceptar esas realidades y gocen los beneficios que da el transitar por el camino de la Verdad.

C.G.

 

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