martes, 16 de junio de 2015

Perdí mi conexión con Dios



En una entrevista que le hicieron a un conocido mío, involucrado en un sonado caso de corrupción, se le preguntó por qué había ignorado su conciencia. Con tono y miradas triste contestó "porque perdí mi conexión con Dios". A lo largo de la entrevista contó cómo se había dejado envolver por el materialismo y había dejado totalmente de lado su parte espiritual, trayéndole desastrosas consecuencias. Se volvió a Dios en ese momento de gran dificultad y le contaba al entrevistador que agradecía haber reencontrado esa conexión, pese a las amarguísimas experiencias por las que pasó. Por solo ese hecho decía que para él haber perdido era haber ganado.

Yo también, en cierto momento, perdí mi conexión con Dios. Me sentía resentido por su aparente falta de interés en mí y en el mundo. Por si fuera poco, me dejé llevar por lo material aunque la parte espiritual dentro de mí seguía hablándome. Tuvo que producirse un terremoto en mi vida para darle más espacio a mi espíritu que clamaba que hiciera un cambio integral. El principal era dejar a un lado mi arrogante autosuficiencia y buscar la ayuda de un Poder Superior.

Apartarme del camino que tengo que seguir como persona y que viene inscrito en mi esencia es una mala decisión. Si no hago lo que debo hacer, siempre estaré en problemas. Mi ego va a querer llevarme por el sendero equivocado para llenarme de complicaciones. Y como a mi ego le estorba mucho Dios, es de lo primero que va a querer deshacerse. Así se quita de encima su semáforo moral para poder convertirse en su propia ley, y priva a mi espíritu de su principal fuente de energía y sano juicio. No me conviene perder mi conexión con Dios. Por el contrario, debo fortalecerla para que ese milagro llamado recuperación siga ocurriendo.

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