miércoles, 4 de marzo de 2015

Autoestima y culpa


Les comparto esta enriquecedora publicación tomada del blog "Through an Al-Anon Filter":

Me criaron con la creencia de que para valer tenía que producir resultados tangibles todos los días. El trabajo, la comida, el arte, la limpieza, el resultado que fuese no era tan importante como producir un resultado. Uno debe ser capaz, al final del día, de señalar sus logros, con el fin de haberse "ganado" el descanso. Esto puede sonar como una creencia positiva, pero para aquellos de nosotros que somos co-dependientes, (y como un amigo que también está en el programa dice en broma, creen en que "todo debe ser en exceso") esta es una forma agotadora de vivir.

No podemos simplemente "ser".

Incluso en tiempos de enfermedad, luchamos por lograr las tareas diarias, con el fin de alejar la aplastante culpa que se produce cuando no las hacemos. Porque esa es la otra mitad de esta filosofía de vida - la culpa. La culpa es un capataz feroz. La culpa está a nuestras espaldas y nos alimenta con un flujo constante de pequeños insultos y comentarios desagradables, que nos dicen que somos perezosos, inútiles, estúpidos... No necesito enumerarlos, la mayoría de ustedes puede recitarlos junto a mí, estoy segura.

Al-Anon fue el primer lugar en mi vida donde me encontré con el concepto que yo tenía valor simplemente por existir. No veía cómo eso fuera posible - si eso era cierto, todavía podía ser una buena persona, ¡incluso si mi casa era un completo desastre! ¡Qué concepto!
He tenido que trabajar mi programa con diligencia para lograr cierto grado de libertad de esta incesante medición de mí misma. Invariablemente estaba corta en un área, pero me desestimaba en general, me veía como indigna porque quería alcanzar la perfección.

Nunca puedo alcanzar la perfección. Admitir ese hecho representó tirar una carga que había llevado toda mi vida. Ahora me permito tener días en los que  anuncio que "no estoy haciendo nada". Me doy permiso de tener días solo para andar por ahí y ser yo misma. No hago ni una sola cosa, y estoy mejorando en acallar las voces de culpa. Algunos días puedo acallarlas por completo, algunos días sólo puedo reducirlas a un murmullo. Estoy trabajando en ello.

Progreso, no perfección.

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