martes, 17 de marzo de 2015

Instrumentos de Dios

Suele suceder que rehuimos del servicio por considerarnos inútiles. A medida que madura la de fe en el Poder Superior se llega a la convicción de que con su ayuda se pueden lograr grandes cosas.  Está bien reconocer nuestras limitaciones, pero no hay que olvidar que como parte de nuestro proceso de recuperación le pedimos cumplir su voluntad, o sea, le pedimos ser sus instrumentos y eso posiblemente supondrá hacer cosas para las que nos creemos incapaces. Dios no busca seres especiales para cumplir sus propósitos. Solo espera que mostremos disposición para ser capacitados por él, pero si empiezo con excusas nunca podre ser su instrumento. Eso equivale a nunca crecer.

 He conocido servidores muy comprometidos, líderes dentro de la hermandad que me han inspirado. Los he escuchado compartir como en un principio no se atrevían a dar servicio y al final se atrevieron e hicieron lo que creían que no podrían. Yo mismo me sorprendo al considerar las cosas que por la gracia de Dios he hecho. No se esperaba nada de mí y yo tampoco creía que fuera a lograr algo en la vida. Mi timidez era un obstáculo que parecía insalvable y que a todas luces me impediría hacer mucho por mí y mucho menos por los demás. Con lo que no contaba es que cuándo uno quiere ser parte del equipo de Dios, él nos ayuda para que logremos cosas maravillosas con el fin de que cumplamos sus designios.

 Dios nos ha elegido a todos para un propósito especial. Nada más está esperando que dejemos de dirigirnos a él para decirle "dame" o "ayúdame" y nos atrevamos a vencer nuestra falta de confianza en nosotros mismos o nuestra enfermiza comodidad para decirle "úsame".

 Él te necesita y te está llamando. Solo espera que le prestes atención y le respondas.


C.G.


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