Quedé muy impresionado cuando vi dos experimentos sociales que demostraron dos conductas peligrosas del ser humano: tiende a volverse tiránico cuando tiene autoridad sobre otros y está dispuesto a someterse y a actuar contra sus valores, siempre y cuando lo pida una autoridad que considere legítima. Una de las historias más comunes que escucho es que por diferentes tipos de dependencias, muchos se doblegan incondicionalmente a otros quienes terminan volviéndose despóticos.
Necesitamos unos de otros. No podemos ser totalmente independientes porque somos seres sociales. Desarrollamos relaciones pero estas deben ser constructivas. Una relación amo-esclavo es todo lo contrario, ¿cómo podría ser constructiva una relación donde uno es abusado y otro abusa? Siendo el Bien la naturaleza básica del hombre, ambos se ven perjudicados. En vez de crecer, ambos se disminuyen.
Si le hecho a otro la responsabilidad que me toca asumir, automáticamente me convierto en su prisionero. Si supero mis dependencias, no le otorgaré a nadie el dominio de mi vida. A nosotros los afectados por el alcoholismo de otra persona, acostumbrados a menospreciar nuestras posibilidades y soportar lo peor, este cambio podría parecernos poco atractivo. Y lucirá menos atractivo si esa relación nos produce comodidad. Hacerme cargo de mí me garantiza autonomía y el crecimiento personal y la paz que eso conlleva. Para mí, vale la pena cambiar.
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