Todas las
personas somos maravillosas. Me duele ver cuando la gente se menosprecia o usa su
potencial para buscar metas egoístas que la acaba destruyendo. Con todo y lo mal
que está el mundo, sigo creyendo en el ser humano y que esencialmente ha nacido
para el hacer el bien. Lo demuestra su sufrimiento cuando va contra su naturaleza
y su felicidad cuando la sigue. El objetivo del programa es encarrilarnos por
el sendero del desarrollo humano. Gracias a Dios pese a que el egoísmo siempre
logró hacerme su presa, la voz de mi naturaleza humana no llegó a acallarse
completamente. Quizá mis propios sufrimientos me hicieron más sensible al
sufrimiento de los demás y eso evitó que los viera como cosas que podía usar a
mi antojo. Me di cuenta, por mi dolorosa experiencia que hoy agradezco, que lo
que vale es la solidaridad.
Ya desde niño
me empecé a dar cuenta de que lo que me proponían como la felicidad, no lo era.
Esa voz natural interior estaba todavía muy fuerte y me decía que el camino
hacia la realización no tenía que construirse sobre los demás, sino junto a los
demás, que yo ganaba cuando todos ganábamos. Triunfo si actúo correctamente y
si no, no importa lo que logre, soy un perdedor.
Al-Anon ayudó
a rescatar mi espíritu y aquella voz interior se ha hecho más fuerte. Exploro y
exploto el maravilloso legado que me tocó como herencia por pertenecer al género
humano y el resultado ha sido una vida con sentido y más feliz. Esa riqueza
está dentro tuyo también, esperando a ser redescubierta y utilizada ¡Pon
manos a la obra ya!
C.G.
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