Hay realidades tan espantosas que no es de sorprender que cerremos las ojos para no verlas. Es un mecanismo para evitar el dolor por el mal recibido o por el mal que causamos. En Al-Anon no estamos llamados a evitar las situaciones dolorosas, sino a encararlas eficazmente. La luz de la verdad resulta molesta a ojos acostumbrados a la oscuridad de la negación. Los pretextos deben ser dejados atrás para darle paso a una aceptación sanadora.
Aceptar es una de las acciones más difíciles para los que nos sometemos al Programa por sus implicaciones. Cuando pensaba que estaba por mi cuenta, era más difícil aceptar lo que rechazaba por doloroso. Saber que no estoy desamparado, me facilita abrirme a una realidad complicada, pero que sería más complicada si sigo hermético. Ignorarla empeoraría las cosas. Lo práctico es "tomar al buey de los cuernos", tener los pies bien puestos sobre la tierra y vivir la vida tal como es. Hacer lo contrario equivale a llevar una existencia ficticia y mantenerse en constante huída de una realidad que no deja de serlo solo porque lo queramos. No quiero una existencia tan miserable.
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