lunes, 2 de febrero de 2015

Dejarlo para después

La literatura nos dice que el mejor día es "Algún Día". Solemos decir "algún día lograré esto o aquello". Posponer es una actitud muy generalizada que yo adopté. Analizando mi pasado he descubierto que muchas de las cosas las posponía por miedo. No quería enfrentarlas porque suponían un reto que me exigiría cambios que no estaba dispuesto a hacer. El confort de lo conocido me mantenía inmóvil hasta que no había otro remedio que tomar acción de manera apurada y agitada. 
 Ganar seguridad en mí mismo ha alejado a muchos temores y me ha hecho menos moroso. No quiero volver a sentir la ansiedad que produce dejar algo para después. No quiero experimentar la culpabilidad que me produce no haber hecho algo tan bien como pudo quedar por falta de tiempo o no hacerlo del todo. Al detectar que voy a posponer, pido la fuerza para cambiar lo que puedo y pongo manos a la obra. Quizá empiece lentamente y por lo menos dificultoso. Luego voy aumentando el ritmo. A medida que voy viendo el progreso, mi interés aumenta y al final estoy totalmente dedicado a ello. La ansiedad producida por la morosidad es reemplazada por la satisfacción de la labor cumplida. Otra vez la práctica de los principios espirituales me han salvado de mi propensión a auto sabotearme que una vez más quería impedirme progresar.

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