lunes, 25 de abril de 2016

Una vida espiritual es una vida mejor

Ayer fue mi cumpleaños y me puse a pensar, más que de costumbre, en lo que ha sido mi vida hasta ahora. Me sentí bien con lo que vi. El paso del tiempo no es algo deprimente cuando la vida se vuelve un cúmulo de alegrías que va aumentando a medida que avanza. Por eso el cumplir años no es un motivo para sentirme mal. Me he sentido muy contento al ver para atrás y descubrir que hasta lo que estaba mal, estaba bien como dijo un compañero de la hermandad. Tanto dolor, por la gracia de Dios, pude convertirlo aplicando el programa en algo que en vez de destruirme, me ha ayudado a progresar.

Jamás hubiera imaginado que mi vida llegaría a ser lo que es ahora, como no me imagino qué será de ella en el futuro.  Confío que sea lo que sea que venga, será siempre algo bueno si me mantengo haciendo mi mejor esfuerzo por vivir de acuerdo a lo que nos enseña el programa. Veo para atrás y no me abruma el dolor. Veo hacia adelante y no me invade la ansiedad. Lo malo resultó ser bueno así que para qué recordar con dolor. Y si lo que yo interpretó como malo sucediera en el futuro, seguramente resultará ser otra vez de beneficio, así que para qué afanarse.

Le doy gracias mi Poder Superior por todo lo que ha sido, lo que es y lo que será. Mientras procure vivir como él quiere que viva, todo me será favorable.

miércoles, 20 de abril de 2016

Sin justificaciones para hacer lo incorrecto

Ya no tengo justificaciones para mis actos de mal juicio. Lo correcto es admitir que me equivoqué y hacer las correcciones del caso. Tratar de evadir mi responsabilidad, no hacer frente a la verdad sería una actitud infantil que iría en detrimento de mi recuperación. Si el orgullo nos enferma entonces su opuesto, la humildad, es lo que nos sana. ¿Y qué es la humildad? Es andar en la verdad y eso implica aceptar la realidad. No puedo disfrazarla con palabras bonitas ni astutamente acomadarla de una manera convincente a mi conveniencia. No es fácil cuando se me ha enseñado que lo más importante es tener la razón y evitar la culpabilidad por haber actuado incorrectamente. Abandonar una creencia tan arraigada cuesta aunque sea incorrecta. Pero solo aceptando mis fallos puedo reconocer las áreas en que estoy mal y trabajar por mejorarlas. Voltear la cara y pretender no verlas asegura mi estancamiento espiritual y mi sufrimiento.

Soy anónimo, no invisible

Por desconocimiento, el anonimato es uno de los conceptos que más se ha retorcido. He visto que se llega a exagerar a tal punto, que se hacen cosas ridículas. Lo más triste es que junto con ese desconocimiento de lo que es en realidad el anonimato, la malinterpretación de que nuestra política sobre temas de relaciones públicas se basa más en la atracción que la promoción ha contribuido en que nos hayamos vuelto una hermandad casi secreta. También el miedo y la indiferencia a la hora de tocar puertas para darnos a conocer por el público en general nos ha afectado mucho. No podemos volvernos tan anónimos que nadie nos conozca, cosa que iría contra nuestro propósito primordial: LLEVAR EL MENSAJE.

Sirvo asistiendo con frecuencia a las reuniones

Este es un servicio muy sencillo pero no por eso menos importante, que creo todos podemos dar. Así que si alguien por diferentes razones no da servicio, incluyendo que se considera incapaz (aunque la literatura nos dice que Dios capacita a los llamados), entonces ya sabe que colabora mucho yendo con frecuencia al grupo. "Senderos de recuperación" nos enseña que el liderazgo empieza con la asistencia regular a las reuniones. El Noveno Concepto nos dice que "un buen liderazgo personal es una necesidad a todos los niveles de servicio." Se puede ser líder en asistencia.

domingo, 10 de abril de 2016

Acostumbrados a vivir mal



Siempre me había preciado de tener buena visión. Aun así, empecé a tener problemas para ver letras pequeñas, lo que yo achacaba a problemas de iluminación. Fui examinado y había una pequeña pérdida de visión. Cuando el optometrista me examinó, lo primero que hizo fue mostrarme unas letras a la distancia que le dije podía ver sin problema. Me dije "tengo una excelente vista de lejos". Cambió los lentes y afirmó "Pero así las ves mejor." Pensé que no podía ver mejor de lo que veía antes, pero sí era posible.

Semanas después tuve que volver porque desde el primer día de usar anteojos, experimenté un poco de ardor en los párpados. Pensé que se trataba de falta de costumbre y lo mismo me aseguraron dos optometristas. Busqué al mismo que me atendió primero porque además de ser quien me receto los anteojos, era un profesional muy reconocido por su conocimiento y experiencia. Casi de inmediato se dio cuenta de una disparidad en la distancia de los lentes, lo que producía que se me cansara la vista. Yo le dije que pensé que era falta de costumbre y me contestó “Hay cosas a las que uno puede acostumbrarse, pero hay otras que hay que arreglar."

Antes de conocer el programa estaba convencido de que mi vida estaba bastante bien. Que era normal el malestar que experimentaba y que parte de mi problema era mi incapacidad de adaptarme a lo que muchos otros soportaban. Por los patrones de referencia distorsionados con los que crecí y adopté, no pude determinar lo que era vivir sanamente. Al-Anon me enseñó que podía estar mejor.  No se trataba de acostumbrarse, sino de arreglar cosas en mi vida. Ahora invito a otros afectados por el alcoholismo de otra persona a que prueben ver las cosas desde el punto de vista del programa, aunque estén seguros de que su vida no está tan mal y ya se han acostumbrado a ella. No todos querrán aceptarlo, pero habrá quienes sí y deseen tanto esa forma de vida que harán los cambios necesarios para obtenerla.

Dios, no permitas que me acostumbre a vivir mal y ayúdame a alcanzar la plenitud que tú deseas alcance. Que nunca me acostumbre a las migajas de la vida.

C.G.

lunes, 4 de abril de 2016

Vivir los principios

Los Principios deben ser aplicados en todas nuestras acciones. No se puede ser solo un buen miembro de Al-Anon. Necesitamos esforzarnos por ser buenos hijos, hermanos, padres, ciudadanos, esposos, etc. La práctica del programa no se circunscribe solo al grupo. Hacerlo sería hipocresía. El esfuerzo sincero por regirse conforme a principios, debe convertirse en una forma de vida. No  pueden dejarse cuando salimos de nuestra reunión. Al-Anon es mi escuela, pero el mundo entero es mi área de trabajo. No pretendo cambiarlo pero sí enfrentarlo correctamente con las herramientas que me regala el programa. Y si mi ejemplo sirve para esparcir semillas espirituales que resulten en cambios en otros, pues mucho mejor.

domingo, 3 de abril de 2016

Clínicas espirituales

En la última convención de Al-Anon en mi país se me pidió compartir el tema de A través de la asistencia a las reuniones me recupero. No fue necesario dar mucha explicación del porqué. Todos sabemos que en nuestros grupos encontramos fortaleza, experiencia y esperanza. La comprensión que encontramos en ellos, como dice nuestra bienvenida no la vamos a encontrar en otra parte. Son como clínicas espirituales donde sanamos y laboratorios donde practicamos los principios para después practicarlos fuera de ellos. Lo que se dice en el grupo se queda en el grupo, los principios no.

 En Al-Anon me siento como pez en el agua. Espiritualmente no solo me siento feliz sino también alimentado y crezco. El servicio es lo que más nos recupera y el solo ir a la reunión con frecuencia es un servicio que fomenta la unidad y da ejemplo de constancia. Se puede ser líder en esa área. Senderos de recuperación nos dice que el liderazgo inicia con la asistencia regular a reuniones. Para mí es el más simple de los servicios, aunque no por eso menos importante sin embargo no nos conformemos con solo dar eso. Si podemos dar más, demos más para contribuir con la sanación de muchas más personas y en consecuencia con la propia. Como dice la literatura, cuando alguien sana todos sanamos un poco.

 Para que nuestros grupos continúen siendo efectivos es necesario procurar que nuestras reuniones sigan siendo anónimas ¿Qué significa esto? Que se centren en los principios y no en nuestras personalidades enfermas. No pueden ser lugares donde en vez de encontrar sanidad se encuentre peleas por el control, un continuo relato de historias de terror, violaciones flagrantes a nuestras Tradiciones o sea enfermedad. Son oasis y no podemos permitir que también nuestro egoísmo los seque. Le pido al Dios de mi entendimiento me ayude a seguir siendo parte de la sanación y no del problema.

C.G.