jueves, 26 de enero de 2017

Puedo decidir

Al-Anon me dio una comprensión de mí mismo y de los demás como nunca imaginé. Eso me ha ayudado a saber tratar mejor con los demás y a autorregularme. Mi gran problema era la falta de dominio propio lo que mis defectos de carácter, ni lerdos ni perezosos, aprovechaban para hacerme sucumbir.  

 Por mucho tiempo creí que todo debía salir como yo pensaba para estar bien. En otras palabras mi estado de ánimo estaba condicionado por los eventos. Era totalmente reactivo y me parecía correcto porque a fin de cuentas prácticamente toda la gente que conocía hacía lo mismo. Si todos actuaban igual, debía ser lo correcto. Si las cosas marchaban como quería, estaba feliz. Si no, era infeliz. Si alguien me trataba con amabilidad, lo trataba igual. Si me trataba con violencia debía contraatacar. El fuego se combate con fuego. Ojo por ojo y diente por diente.

 El programa me ha ayudado a tener más control de mí mismo y puedo decidir cómo actuar. Tengo nuevas opciones. Lo que aprendí antes resultó ser falso y desastroso. Era otra de tantas creencias arraigadas a las que tuve que decirles adiós. No resultó ser fácil porque era algo fundamental en mi formación (o más bien deformación) como persona. Fue posible solo con la ayuda de mi Poder Superior y la hermandad. Bien valieron mis esfuerzos. No soy totalmente inmune ante el deseo de reaccionar, pero tengo un control bastante aceptable de mí mismo.

Ahora sí soy el amo de mi vida. Soy libre de decidir.

 “No quiero verme condicionado por mi entorno, quiero que mi entorno se vea condicionado por mí.” (Frase de la película Los Infiltrados de 2006)

 C.G.

lunes, 23 de enero de 2017

Recuperación que no se propaga, se apaga

En el libro Juan Salvador Gaviota, el personaje principal tenía como forma de amar a los demás compartirles la verdad que había encontrado y lo había hecho feliz. Una de mis formas de amar es precisamente compartir el regalo que Al-Anon le ha dado a mi vida. Soy mucho mejor persona y mucho más feliz gracias al programa que Al-Anon me ofreció e impidió que mi vida quedara atrapada en la desgracia. La convivencia con varios enfermos alcohólicos en mi familia no pasó sin dejar su trágica huella en mí. No digo que el programa sea para todos, pero invito a cuantos pueda a probarlo.

He hablado con varios compañeros y todos coinciden en que sienten una necesidad imperiosa de compartir con otros el tesoro de la recuperación. Y es que parte de la recuperación es desarrollar un interés por los demás que necesariamente lleva a presentarles una opción mejor de vida a los que siguen viviendo infelizmente. No obstante compartir el tesoro no se trata solo de dar a conocer el programa, que es válido y entre a más gente se lo presentemos mejor, sino de practicar con todos los demás lo que se ha aprendido. La idea es compartir tanto el mensaje de Al-Anon como sus dones.

No creo que haya alguien que sane que no quiera tenderle una mano a otro que sufre y entre más sane, más buscará ayudar. El amor no se puede quedar de brazos cruzados cuando sabe que hay gente que lo necesita. Jamás tratará de imponerle nada a nadie, sin embargo siempre estará listo para darse a los otros.

El amor me sana y solo prospera cuando lo doy. Si no lo doy, no hay amor y tampoco hay sanidad. Si no trato de llevar este mensaje de amor a la gente necesitada, mi recuperación irá mermando. "Recuperación que no se propaga, se apaga" es una frase que refleja muy bien eso. La experiencia humana dice que dando es cómo recibimos, cosa que en un pasado me parecía ridícula, ¿pero saben qué? ¡Es cierto!

C.G.