lunes, 23 de diciembre de 2019

Enfrentando diciembre con la ayuda del programa


No es un secreto que el alcohol es uno de los invitados principales en la fiesta de fin de año. Las oportunidades para beber aumentan sustancialmente junto a los problemas asociados con ello. Escuché una vez a un motivador comentar que había personas que le decían que deseaban acostarse el 30 de noviembre y despertarse el 1 de enero. Entre las muchas razones está evitar ser testigo de esos problemas o de los malos recuerdos de problemas surgidos en años anteriores. No es posible dormirse un mes entero así que, ¿cómo enfrentar diciembre? 

El programa me enseñó a que puedo enfrentar el alcoholismo activo o no. No estoy desvalido ante él y no tengo porque resignarme a pasar mal esta ni ninguna época ¿Que el fantasma del alcoholismo quiere lanzarse contra mí con toda su furia? Que venga. Puedo ser feliz a pesar de las circunstancias. Vivo y dejo vivir y si es necesario también puedo poner límites sensatos sin sentir temor ni culpa. Cuento con herramientas, con estupendos y compañeros de viaje hacia la recuperación, pero mi principal aliado es Dios como yo lo concibo. Lo concibo como todopoderoso y lo es porque ha demostrado estar por encima de quien y lo que sea.

La literatura nos dice que el programa no nos ofrece una vida totalmente feliz, sino que nuestros días buenos serán muchos más que nuestros días malos y quizá solo sean ratos malos. Diciembre, así como todos los demás meses, es digno de ser vivido lo más felizmente posible. Esa felicidad no viene sin que yo trabaje por ella. El programa me da opciones para vivir bien, pero debo echar mano de ellas. Voy a trabajar un día a la vez para tener un diciembre razonablemente feliz, y voy a trabajar igual para que cada día del próximo año también lo sea.

C.G.