martes, 28 de abril de 2015

Anteponer principios a las personalidades



Quería compartirles esta publicación sobre el anonimato espiritual. La escribió una compañera de Programa que ha logrado recuperarse de su adicción. Ella tiene una página, SerenityIsForever.com, donde vende artesanía (algunas de ellas con textos en español) inspirada en el Programa, especialmente en la Oración de la Serenidad que según cuenta ella, fue fundamental en su recuperación. Ahí también tiene un blog donde comparte sus reflexiones personales.

ANTEPONER PRINCIPIOS A LAS PERSONALIDADES

Una de las cuestiones más difíciles con las que tengo que lidiar como artista, como persona en recuperación y micro-empresaria es  tratar con las personalidades. La gran mayoría de los comentarios que recibo sobre mi trabajo es positiva y de apoyo. Me hace sentir bien el servicio, y a la gente le encanta lo que han comprado para sí o para sus seres queridos. Sin embargo, aparecen con poca frecuencia comentarios  de alguien que realmente desprecia mi trabajo. No se trata de una crítica franca diciendo que es sólo aceptable o que no les gusta esto o aquello sobre una pieza. Lo odian y clavan el cuchillo y lo retuercen. He llegado a ser muy ofendida unas cuantas veces por clientes que pierden el control si sus expectativas no se cumplieron por cualquier motivo real, imaginario o equivocado.

Trato de no dejar que mi ego se magulle y recordar que los principios se anteponen a las personalidades, pero ¡ay, Dios!, a veces es tan difícil. Mi parte racional sabe que es el precio que pago por estar expuesta públicamente, que siempre hay un 1% de personas pobres emocionalmente que nunca están contentas con nada, que se pasan la vida buscando cualquier excusa para iniciar una pelea. Sin embargo, esos comentarios todavía me arden. Este es uno de los retos más grandes a los que me enfrento como artista, ya que este es MI trabajo, no sólo es algo que estoy revendiendo.

Eso sin mencionar el gran reto que es para mí como alguien en recuperación. Antes de llegar a estar limpia y sobria, tales situaciones me hubieran hecho arremeter, atacar y luego tratar de adormecer el dolor, pero echando mano de la bebida. Cuando este tipo de cosas suceden ahora, el impulso está todavía allí, pero he aprendido a dar un paso atrás y no darle poder, no importa cuán crueles y llenos de odio sean los comentarios. No me malinterpreten, todavía me pongo muy molesta, a veces me siento tan enojada que tengo que dar un largo paseo para refrescarme. Me digo a mí misma, una y otra vez, que no voy a dejar que unos acosadores amenacen mi serenidad o mi sobriedad. “Principios antes que las personalidades” tiene que ver con la humildad, la tolerancia y la paciencia.

Lo que realmente compensa esos comentarios negativos, es escuchar a todos los que se toman el tiempo para hacerme saber cuánto aprecian mi trabajo o la manera en que los conmovió a ellos  o a sus seres queridos. No me canso de  esos comentarios positivos e inspiradores de mis clientes. Esos comentarios me producen una tan agradable y cálida agitación, que es casi como una adicción en sí misma. Gracias de nuevo por su apoyo continuo.

lunes, 27 de abril de 2015

Despertar Espiritual

Dentro de mí yacía un ser maravilloso en coma. Mis defectos de carácter, amplificados por las vivencias en un hogar neurótico, lo mantenían en letargo. El control de mi vida le pertenecía a él pero llegó un usurpador, El Ego, que me convirtió en una piltrafa en el escenario de la vida.
Ese ser espiritual soñaba con poder desplegarse en el mundo con todo el esplendor que Dios le había otorgado. Pero el usurpador se mantenía firme. Fue hasta que empecé a cavar profundo con las herramientas que me proporcionó Al-Anon, que pude sacar todos esos tóxicos que lo mantenían dormido y empezó a fortalecerse y a tomar el papel que le correspondía. Había iniciado mi despertar espiritual.
 El gigante se despertó y sigue recuperando el terreno perdido. Con cada conquista mi vida se vuelve mejor. Una vez que abrió los ojos parece que ya no los va cerrar ni que nada lo vaya a detener. El despertar es progresivo. Continúo trabajando para que el ser de luz que me fue concedido, se despoje de todo rastro de sopor y cumpla el propósito por el cual Dios me lo dio. Ese trabajo incesante por recobrar completamente ese yo espiritual, es lo que llamo mi proceso de recuperación. 
C.G.
 

viernes, 24 de abril de 2015

El "buena gente"

Mi debilidad de carácter me llevó a ser muy complaciente. Para evitar conflictos y críticas, cedía fácilmente ante los deseos de los demás. No tenían que esforzarse mucho en chantajearme. Llevar cargas ajenas se volvió costumbre. Me gané la reputación de buena gente, aunque no hacía nada bueno. Estaba siendo injusto conmigo mismo al llevar cargas que no me correspondían y estaba enseñando a ser irresponsables a quienes debían llevarlas.

 Antes pensaba que una persona responsable era el que cargaba con las responsabilidades de los demás. Pensaba que era un acto de amor. Al descubrir que amar a los demás es tratarlos con la consideración debida, me di cuenta que esa actitud les estaba impidiendo su progreso. Estaba interfiriendo con su proceso de desarrollo personal y su felicidad. No estaba actuando con amor. No les daba el trato debido. Mantener en la infancia emocional a las personas es condenarlas a la mediocridad y a la infelicidad. Es estimular su neurosis, algo contradictorio porque se supone que los miembros de Al-Anon estimulamos la recuperación.

 Ser tan "buena gente" satisfacía mi ego necesitado de aprobación, pero decidí dejar de serlo. Mi estabilidad emocional dependía de eso. El agotamiento era enorme. Ni siquiera el querer compensar el abandono de mis responsabilidades hacia otros que se hizo en algún momento es una excusa para ahora asumir las suyas. He visto padres que por el abandono que en su día hicieron de sus hijos pequeños, quieren hacer todo por ellos ahora que son adultos. Lo mejor que pueden hacer en este momento es apoyarlos efectivamente y eso incluye dejarlos que sean responsables.

 Dejar de ser "buena gente" me volvió buena gente de verdad. Me trato con la consideración debida al asumir mis responsabilidades y dejar que los demás asuman las suyas. Crezco y ellos crecen. Mi incorrecta percepción de la responsabilidad como dije antes me convirtió en un irresponsable, en un facilitador que fomentaba irresponsabilidad. Además, al no dejar a otros encargarse de lo que pueden y deben de hacer, indirectamente los estoy tratando de inútiles.

Los que sacaban provecho de mi deficiencia de carácter percibieron como negativo el cambio. Consideraron que ya no era buena gente. El cambio de "buena gente" a "mala gente" puede resultar complicado cuando ese papel se ha interiorizado mucho y es esperable una tormenta de críticas de quienes quieren continuar viviendo parasitariamente. El desprendimiento emocional y pensar que lo hacemos como un acto de amor nos será muy útil para lograrlo sin ser frenados por nuestros defectos, que por supuesto van a querer seguir dañándonos y dañando a otros con nuestra irresponsabilidad.

C.G.