miércoles, 22 de abril de 2015

Un don mal usado

La semana pasada vi una serie de divulgación científica que son mis favoritas desde niño. Volví a repasar la maravilla que es el Universo, pero lo más asombroso es el pensamiento. Para mí, supera todas las maravillas  del Cosmos. En la misma serie se hacía un repaso de los grandes logros que ha alcanzado el hombre usando su razón. Se me antoja un regalo para que sigamos un proceso de evolución que va más allá de lo físico y nos permita, como no puede  hacer otra criatura, sublimarnos. Ante semejante regalo, me parece que esa es la ruta que se nos invita a seguir y que es el destino del hombre.

Me cuesta concebir que el portento del pensamiento lo empleemos tan mal. La Humanidad podría vivir una Edad de Oro. Muchos de nuestros problemas se podrían resolver conquistando nuestras egoístas reacciones, usando la razón. Las acciones siguientes serían sencillas en comparación. Pero seguimos  entregándonos a nuestro ego. Seguimos viviendo mal. Vivimos en una disfunción colectiva que impide que impere la razón. El don del pensamiento, que considero cuando contemplo la Creación como la joya de la corona, no lo usamos correctamente.  Si pienso bien, me siento bien y actúo bien. Esa debería ser razón suficiente para esforzarnos por desarrollarlo en vez de mantener y potenciar nuestro destructivo egoísmo.

Le pido al Dios de mi entendimiento me ayude a eliminar mis defectos de carácter  para que la luz de la razón brille, y de mi sano juicio nazca el pensamiento correcto, de él las acciones correctas y de ellas la felicidad.

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