martes, 14 de abril de 2015

Tiempo para sanar



Hay heridas muy profundas y no siempre tenemos el crecimiento espiritual suficiente para sanarlas con la rapidez que quisiéramos. Entonces es necesario esperar pacientemente y perseverar en el proceso de sanación.  El dolor que a veces resurge de las heridas podría hacernos desistir y desear entregarnos a  un sufrimiento tóxico e inútil. El peligro  de recaer en el resentimiento está siempre presente. El ego no va a ceder fácilmente en sus intentos de hacernos  retroceder.

En los momentos de desesperación en que no veo en mí toda la sanación que quisiera ni todo el progreso que anhelo, me vuelvo al Dios de mi entendimiento. Ahí encuentro el sano juicio necesario para retomar el camino. Necesito  ser paciente. Necesito hacerlo con calma. La impetuosidad ha sido uno de mis grandes problemas. Siempre he querido las cosas ya. La espera, para un ansioso como yo, puede resultar torturante. Pero tiene un lado positivo. Cuando hice el Séptimo Paso le pedí a mi Poder Superior que me quitara mis defectos de carácter. En otras palabras, le pedí que me sometiera al proceso de cambio con el cual me comprometí en el paso anterior. Someterme a la espera es la forma de desarrollar la paciencia y eliminar la ansiedad.

El refrán "el tiempo todo lo cura" es cierto aunque los miembros de Al-Anon sabemos que la espera tiene  que ir acompañada de acción. No se trata de tener una esperanza pasiva sino activa. Eso me hace pensar en una charla  donde alguien comentó el pasaje bíblico de los Diez leprosos. No fueron sanados de inmediato sino en el camino hacia Jerusalén. En nuestro caso la sanación también llegará, pero la encontraremos mientras caminamos paciente y persistentemente.

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