domingo, 31 de mayo de 2015

¿Qué tipo de pareja busco?

De manera unánime, cuando pregunto en las reuniones de Al-Anon sobre cuál sería el tipo de pareja que ahora buscarían, todos me dicen que sería alguien muy diferente a la que buscaban antes y en primer lugar tendría que ser una persona de altos valores espirituales. No oigo respuestas de corte romántico describiendo un Príncipe Azul ni una Princesa Encantada. Tampoco detecto desesperación entre los que se encuentran solteros y afirman preferir mantenerse así, que embarcarse en una relación no digamos ya insatisfactoria sino destructiva. No tienen urgencia y aunque se mantienen abiertos a la posibilidad de volver a tener una pareja, percibo que en el fondo les parece un tema secundario. Hasta noto indiferencia. Eso para mí es una muestra de madurez y autoestima.

Todas estas maravillosas personas alientan mi convencimiento de que no se puede actuar con ligereza al elegir una pareja. No puedo dejarme llevar por aspectos superficiales, sino que hay que analizar muy profundamente. He visto muchos casos donde por las malas decisiones tomadas por gente muy enferma emocionalmente, se inician relaciones atroces que traen tristes consecuencias. La familia las sufre, la sociedad las sufre y hasta futuras generaciones las siguen sufriendo.

He aprendido a tratarme con amor y por supuesto debo tratar a las demás personas de la misma manera. Así que, si busco una relación, no puede ser una persona que atente contra todo el crecimiento que he logrado dentro del programa. Por supuesto no puedo pretender perfección en una pareja, pero si el suficiente progreso como para llevar una relación razonablemente armoniosa. No le pediría que, llevada por el enamoramiento pasajero, me prometa que me hará feliz —algo imposible— y que me amará mucho y para siempre. Preferiría que me dijera que, como se practica el programa, intentará sinceramente amarme, un día a la vez.

C.G.

miércoles, 27 de mayo de 2015

Tentado

Ayer me dio por pensar en cómo los defectos de carácter dominan a tanta gente y que sin embargo parecen gozar mucho de la vida. Recordé un chiste que me contó una compañera que decía que un médico le preguntó a su paciente si otros familiares sufrían de los mismos trastornos emocionales y que la paciente le contestó "No lo creo doctor, porque ellos parecen disfrutarlos mucho". No soy inmune a la tentación de pensar que tratar de vivir íntegramente podría llevarme a no vivir la vida a plenitud, por lo menos "la vida loca" o sea vivir buscando obsesivamente satisfacerme a través del placer, poseer, poder y figurar.  Pensaba si no estaba siendo muy radical al buscar renunciar cada vez más a lo que otros más bien quieren desesperadamente y a cualquier precio. Le pedí ayuda a mi Poder Superior para no caer en pensamientos del tipo "Pobrecito yo que soy tan bueno y no disfruto, mientras los demás se dan la gran vida", le agradecí tantas cosas buenas que tengo. Empecé a cambiar mis pensamientos para que también mis sentimientos cambiaran. Finalmente me estabilicé y me olvidé del asunto.

Hoy me despierto con una noticia que ha sacudido al mundo y muy especialmente a mi país, porque uno de los involucrados es un compatriota. Se destapó un gran escándalo de corrupción que ha significado la detención de varias personas. Ese suceso me ayudó a reafirmar que mis dudas no tenían sentido. Hartas veces me lo  ha dicho el Dios de mi entendimiento a través de diversos medios: "No te entregues a los  defectos de carácter. Lucha contra ellos. Nunca son una buena apuesta. Pon primero los Principios Espirituales". Una vez pensé que "si crees que el fin justifica los medios después, no te quejes cuando esos medios justifiquen tu fin". Hay que procurar hacer lo correcto. Las consecuencias de nuestras acciones siempre llegan.

C.G.

lunes, 25 de mayo de 2015

Autoconciencia

En el momento en que estoy escribiendo estas líneas, me encuentro en una clínica del seguro social haciéndome un chequeo semestral. Siempre me encuentro mucha gente esperando recibir atención médica. Mientras veía a tantos pacientes me puse a pensar como cuidamos nuestra salud física y dejamos de un lado nuestra salud emocional-espiritual. Por lo regular, ante la primera molestia corporal buscamos un medicamento o atención especializada. Contemplaba a cada una de las personas y me preguntaba cuántos de ellos, si los pudiera ver a nivel espiritual se verían igual o peor de enfermos que como lo están externamente. Hasta los médicos se verían enfermos y necesitados de auxilio, quizá más que sus pacientes. Si más gente adquiriera consciencia propia más que "consciencia ajena", grupos como los nuestros estarían hasta el tope. Dejarían de estar vacíos para más bien no dar a basto ante tanta demanda de ayuda.


Gracias al programa y con la ayuda del Dios de mi entendimiento he desarrollado conciencia de mi enfermedad. Si me hubiera basado en la apariencia para determinar su gravedad habría seguido empeorando. En mis peores momentos la gente me recriminaba que anduviera mal emocionalmente y actuando erráticamente a causa de lo mismo porque, según sus palabras, me veían muy bien. Esa experiencia también me ha ayudado a entender todavía más que no debo dejarme llevar por las apariencias. Incluso las personas que considero más abominables podrían ser dignas de mi compasión y ayuda.

jueves, 21 de mayo de 2015

Un Poder Inferior



Antes de entrar a Al-Anon yo concebía a Dios como un poder inferior. ¿Por qué? Esperaba que cumpliera todos mis deseos. No agregaba al final de mi lista de peticiones un "si es tu voluntad". Por la prosa de una oración muchas veces dije "hágase tu voluntad" sin entender lo que eso implicaba y no me importaba entenderlo porque quería que se cumpliera la mía. En otras palabras, asumía que mi conocimiento era superior al suyo. Subestimaba su poder y su amor al no tenerle confianza. Mi miedo demostraba esa falta de fe. Es más, mi miedo era superior al Dios de mi entendimiento y por lo que he visto durante mi vida, el miedo es el poder superior de mucha gente.

Una amiga me decía que la mayoría de las personas no conocen a Dios y que tan solo tienen un concepto de él. Así me pasó a mí. La concepción de Dios que yo tenía distaba mucho de lo que realmente era. Muchas veces él me demostró quien era en realidad, pero yo seguía teniéndolo como bastante incapaz igual que yo e incluso más. Me había convertido en un creyente en teoría, pero un incrédulo en la práctica. Hasta que por fin empecé a conocerlo a través de la meditación y la oración, ahora convertida en diálogo en vez de demanda, lo empecé a ver como un ser poderoso, sabio y benigno más allá de mi comprensión. Ese contacto consciente fue vital para mejorar mi relación con él y dejarlo de ver como un proveedor ineficiente y poco confiable, para convertirlo en un guía en quien deposito mi vida y mi voluntad.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Servir es sanar

Es un privilegio que alguien se te acerque a pedirte una sugerencia o que lo guíes por el Programa. Te da la oportunidad de servir, lo que te  permite crecer más y desde luego avanzar más en el camino de la recuperación. Para mí, es lo  más cercano que he estado de cumplir con todo lo que dice la Oración de la Paz, esa bella  oración de anonimato espiritual que reafirma que dando es como recibimos. 
 
Considero un honor que te pidan ser guía pero también es una gran responsabilidad. En mi caso,  me ha exigido comprometerme más con el programa. No solo me refiero a aprender de todas las  fuentes de que disponemos en Al-Anon sino a practicar todo lo que aprendo. Me costaría mucho  sugerir a otro hacer cosas que yo mismo no hago. Debo ser coherente y no caer, como antes, en  la doble moral. 
 
La responsabilidad de acompañar a otro en el viaje de su recuperación es enorme. Me han dejado estupefacto algunos padrinos y madrinas que hacen  sugerencias que van contra los principios del programa. Me preocupa mucho que a causa de mis  sugerencias, alguien vaya a salir perjudicado. Ayudar implica que tengo que leer más, escuchar más experiencias, orar y meditar más ¡Debo mejorar más! Ya no se trata solo de mí, sino de otras personas que, aunque  no están obligadas a hacerlo, posiblemente adopten mis puntos de vista y sigan mis sugerencias.  Por eso le agradezco a todos y todas las que al pedirme les asista, me  han impelido a someterme más al programa. 
 
Al-Anon nos da a todos la oportunidad de recibir el gran regalo de tenderle la mano a otros.  Aprovechémosla gozosamente y con mucha responsabilidad.

domingo, 17 de mayo de 2015

Rescate emocional



Rescate Emocional es el título de una canción de The Rolling Stones que entre otras cosas dice: "Seré tu caballero en una armadura brillante llegando a tu rescate emocional... Seré tu salvador, firme y fiel." Todavía tengo que frenar mis deseos de ser un salvador. En mi familia se están produciendo situaciones difíciles por la obstinación de algunos miembros de buscar relaciones complicadas y dañinas, poniendo en jaque su futuro y hasta su vida. Pienso en la historia de Hijo Pródigo que estaba cómodo en su casa y no pensó, hasta verse deseando comer lo que le daban los cerdos. En mi caso, ahora me parece natural alejarme de todo aquello que me dañe. Pero recuerdo que para otros no es tan natural. Lo prohibido y peligroso les parece deseable, excitante. Quizá deban pasar un proceso largo y doloroso para reaccionar, si es que alguna vez logran reaccionar. Y yo no debo intervenir.

He sentido tristeza al ver a gente y sobre todo tan cercana, coquetear con la desgracia. Se vale sentirla. Es más, me ayuda a recordar que puede ser sencillo sugerir a otros practicar el desprendimiento emocional, pero el lograrlo les puede costar mucho a causa del dolor. O sea, me ayuda a ser comprensivo.  Gracias a mi Poder Superior cuento con las herramientas de Al-Anon para no dejarme llevarme por el decaimiento. Oro y pido el sano juicio para tener el pensamiento adecuado para enfrentar de manera adecuada la pesadumbre. Además, como hoy, puedo dedicarme a actividades que me gustan mucho y aminoran el escozor emocional. También recuerdo que, aunque a algunos les suena egoísta, no son asuntos de mi incumbencia y a quién sí puedo cambiar, porque está 100% dispuesto a hacerlo para ser feliz, es a mí mismo. Mi felicidad no depende de otros, sino de mí. No soy irresponsable por el hecho de dejar a otros tomar el rumbo que están determinados a seguir, sin importar cuál sea su destino.