
He sentido tristeza al ver a gente y sobre
todo tan cercana, coquetear con la desgracia. Se vale sentirla. Es más, me
ayuda a recordar que puede ser sencillo sugerir a otros practicar el
desprendimiento emocional, pero el lograrlo les puede costar mucho a causa del
dolor. O sea, me ayuda a ser comprensivo. Gracias a mi Poder Superior
cuento con las herramientas de Al-Anon para no dejarme llevarme por el
decaimiento. Oro y pido el sano juicio para tener el pensamiento adecuado para
enfrentar de manera adecuada la pesadumbre. Además, como hoy, puedo dedicarme a
actividades que me gustan mucho y aminoran el escozor emocional. También
recuerdo que, aunque a algunos les suena egoísta, no son asuntos de mi
incumbencia y a quién sí puedo cambiar, porque está 100% dispuesto a hacerlo
para ser feliz, es a mí mismo. Mi felicidad no depende de otros, sino de mí. No
soy irresponsable por el hecho de dejar a otros tomar el rumbo que están
determinados a seguir, sin importar cuál sea su destino.
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