
Como se suponía que la felicidad era “sentir bonito" entonces la confundía con la sensación de agrado superficial que experimentaba mi ego al recibir aprobación, aceptación, aplauso, al cumplirse sus expectativas sobre las circunstancias y las personas y por supuesto al experimentar intenso y continuo placer sensorial. Vivir bien era entonces que se cumplieran mis deseos. Estaba bien equivocado. Y si las cosas no ocurrían como yo quería, ¿no podría ser feliz? ¿Entonces la felicidad era tan condicional y esquiva? ¿Tendría siempre que depender del dinero, la sumisión, el dominio o lo que fuera para recibirla? En Al-Anon descubría que la única condición para ser feliz era enfrentar la vida de la manera correcta. No tenía que esperar nada de afuera. Esas actitudes correctas las fui aprendiendo y al ponerlas en práctica me sentía mejor. No solo se trataba de "sentir bonito", sino que sentía paz interior y armonía. Y esas acciones me hacían crecer como persona.
Sé que muchos de los que leerán esto, como yo en su momento, les costará aceptarlo y si lo aceptan, les costará ponerlo en práctica. Se nos ha programado equivocadamente desde el mismo inicio del desarrollo de nuestra conciencia, y sacar la basura para obtener el tesoro tal vez no resulte sencillo. Puede dar miedo soltar las prótesis y caminar solo. Puede ser tentador no esforzarse y resignarse a seguir el camino conocido. Yo quiero disfrutar del banquete de la vida, quiero vivir y no solo existir. Se vale vivir bien y quiero vivir bien.
C.G.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Le sugiero dejar su comentario usando la opción Anónimo