viernes, 1 de mayo de 2015

Se vale vivir bien

Me he topado con muchas frases que me han causado una profunda impresión. Recuerdo una que dice "La mayoría de la gente no vive, solo existe". Otra muy relacionada con ella, es "la vida es un banquete y la mayoría de la gente se muere de hambre". Otro compañero de la hermandad dice con frecuencia en sus charlas "Se vale vivir bien". ¿Por qué nos cuesta tanto vivir bien, vivir a plenitud cuando tenemos todo para lograrlo? Lo tenemos, pero no lo vemos. Es como un tesoro que no hemos descubierto. Y no hay que ir muy lejos para obtenerlo: está dentro de nosotros. Es difícil creerlo cuando por tantos años hemos aprendido a depender lo externo. Hemos sido sometidos a un proceso de deformación que nos marca con fuego la idea de que la felicidad debe venir hacia nosotros y no desde nosotros. Nos educaron para ser dependientes. Aprendimos a ser esclavos.

Como se suponía que la felicidad era “sentir bonito" entonces la confundía con la sensación de agrado superficial que experimentaba mi ego al recibir aprobación, aceptación, aplauso, al cumplirse sus expectativas sobre las circunstancias y las personas y por supuesto al experimentar intenso y continuo placer sensorial. Vivir bien era entonces que se cumplieran mis deseos. Estaba bien equivocado. Y si las cosas no ocurrían como yo quería, ¿no podría ser feliz?  ¿Entonces la felicidad era tan condicional y esquiva? ¿Tendría siempre que depender del dinero, la sumisión, el dominio o lo que fuera para recibirla? En Al-Anon descubría que la única condición para ser feliz era enfrentar la vida de la manera correcta. No tenía que esperar nada de afuera. Esas actitudes correctas las fui aprendiendo y al ponerlas en práctica me sentía mejor. No solo se trataba de "sentir bonito", sino que sentía paz interior y armonía. Y esas acciones me hacían crecer como persona.

Sé que muchos de los que leerán esto, como yo en su momento, les costará aceptarlo y si lo aceptan, les costará ponerlo en práctica. Se nos ha programado equivocadamente desde el mismo inicio del desarrollo de nuestra conciencia, y sacar la basura para obtener el tesoro tal vez no resulte sencillo. Puede dar miedo soltar las prótesis y caminar solo. Puede ser tentador no esforzarse y resignarse a seguir el camino conocido. Yo quiero disfrutar del banquete de la vida, quiero vivir y no solo existir. Se vale vivir bien y quiero vivir bien.

C.G.

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