viernes, 24 de abril de 2015

El "buena gente"

Mi debilidad de carácter me llevó a ser muy complaciente. Para evitar conflictos y críticas, cedía fácilmente ante los deseos de los demás. No tenían que esforzarse mucho en chantajearme. Llevar cargas ajenas se volvió costumbre. Me gané la reputación de buena gente, aunque no hacía nada bueno. Estaba siendo injusto conmigo mismo al llevar cargas que no me correspondían y estaba enseñando a ser irresponsables a quienes debían llevarlas.

 Antes pensaba que una persona responsable era el que cargaba con las responsabilidades de los demás. Pensaba que era un acto de amor. Al descubrir que amar a los demás es tratarlos con la consideración debida, me di cuenta que esa actitud les estaba impidiendo su progreso. Estaba interfiriendo con su proceso de desarrollo personal y su felicidad. No estaba actuando con amor. No les daba el trato debido. Mantener en la infancia emocional a las personas es condenarlas a la mediocridad y a la infelicidad. Es estimular su neurosis, algo contradictorio porque se supone que los miembros de Al-Anon estimulamos la recuperación.

 Ser tan "buena gente" satisfacía mi ego necesitado de aprobación, pero decidí dejar de serlo. Mi estabilidad emocional dependía de eso. El agotamiento era enorme. Ni siquiera el querer compensar el abandono de mis responsabilidades hacia otros que se hizo en algún momento es una excusa para ahora asumir las suyas. He visto padres que por el abandono que en su día hicieron de sus hijos pequeños, quieren hacer todo por ellos ahora que son adultos. Lo mejor que pueden hacer en este momento es apoyarlos efectivamente y eso incluye dejarlos que sean responsables.

 Dejar de ser "buena gente" me volvió buena gente de verdad. Me trato con la consideración debida al asumir mis responsabilidades y dejar que los demás asuman las suyas. Crezco y ellos crecen. Mi incorrecta percepción de la responsabilidad como dije antes me convirtió en un irresponsable, en un facilitador que fomentaba irresponsabilidad. Además, al no dejar a otros encargarse de lo que pueden y deben de hacer, indirectamente los estoy tratando de inútiles.

Los que sacaban provecho de mi deficiencia de carácter percibieron como negativo el cambio. Consideraron que ya no era buena gente. El cambio de "buena gente" a "mala gente" puede resultar complicado cuando ese papel se ha interiorizado mucho y es esperable una tormenta de críticas de quienes quieren continuar viviendo parasitariamente. El desprendimiento emocional y pensar que lo hacemos como un acto de amor nos será muy útil para lograrlo sin ser frenados por nuestros defectos, que por supuesto van a querer seguir dañándonos y dañando a otros con nuestra irresponsabilidad.

C.G.

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