
Meditaciones personales de un miembro costarricense de la hermandad mundial Al-Anon, dedicada a llevar fortaleza y esperanza a personas afectadas por bebedores problema.
sábado, 27 de agosto de 2016
martes, 23 de agosto de 2016
Dar y recibir

La mejoría no llegó inmediatamente. Me he puesto a pensar en qué punto fue cuando empecé a sentirme mejor y lo he ubicado en el momento en que empecé a ayudar a otros. No estaba haciendo nada extraordinario, solo compartir en las reuniones, dar algunos servicios muy sencillos dentro del grupo y tratar de llevar el mensaje a otras personas. Pero todo lo hacía con mucho gusto y como decía Teresa de Calcuta el amor para que sea genuino, no tiene que ser extraordinario. Y el amor genuino sana y eso fue lo que hizo conmigo. Empecé a mejorar y hasta las circunstancias que yo veía nefastas, empezaron a tener un mejor aspecto. El milagro de "Dando es como recibimos" estaba operando en mí. Hacer el bien alimenta al espíritu lo que trae, entre otras cosas, serenidad de la que estaba muy necesitado. La situación específica que me producía temor seguía ahí, pero yo estaba cada vez más tranquilo.
Para fortalecer el amor y gozar de sus grandes beneficios, hay que darlo. No podemos reservarlo solo para nosotros o para ciertas personas. No hay excusa que valga para hacerlo. Todas esas prácticas correctas que aprendía en el grupo no podían reservarse sino que había que darlo y entre a más gente mejor. Recibo lo que doy, por eso, ahora cuando siento que algo me falta, reviso qué es lo que no estoy dando.
martes, 16 de agosto de 2016
Un trabajo para toda la vida

Igual que mantenerse físicamente bien conlleva un trabajo
diario y de nunca acabar (comer, ir al médico,
cuidar mi dieta, beber agua, descansar lo suficiente, etc.), es
necesario ser constante en el cuidado espiritual y emocional. Físicamente es
muy difícil que nos descuidemos y que le pongamos peros a los procesos por los
que tenemos que pasar para mantener nuestra salud y vigor. A nivel espiritual y
emocional es otra cosa. Pienso que por la exagerada importancia que se le ha
dado al área material, hacemos a un lado el cuidado de esas otras áreas. Eso me
trajo terribles consecuencias que no quiero que se repitan y el precio a pagar
es mantenerme constante en mi proceso de recuperación. Como dije anteriormente,
no me molesta. Disfruto el proceso y la retribución ha sido muy buena.
Me extraña cuando escucho miembros que dicen que ya no
quieren saber nada del programa y se alejan permanentemente de la hermandad.
Escuchar eso de veteranos me extraña más porque me da la impresión de que se
han cansado de los principios, y cansarse de los principios significa nunca
haberlos tenido a ellos ni a los beneficios que aportan. Me cuesta creer que
alguien se pueda cansar de semejante tesoro, a menos que nunca haya entendido
su enorme valor. No se
trata solo de una terapia sino de una forma de vivir bien y
que cada vez mejorará. No niego que he tenido momentos de frustración cuando
mis propios defectos quieren sacarme del camino que me traza Al-Anon. Unas
veces son producto de la intolerancia con los defectos de los demás, otras por
la intolerancia con los míos, lo que me hace creer que mi progreso es
insuficiente. En mi caso espero que nunca pase de ser un deseo fugaz propiciado
por un ocasional e inconsciente intento de autodestrucción. No quiero jubilarme
de algo que es lo que me ha ayudado a vivir con calidad.
lunes, 8 de agosto de 2016
Podemos hallar satisfacción y hasta felicidad

En general estoy más alegre y optimista. Disfruto de hasta las pequeñas cosas, que en realidad no son pequeñas, como el ruido de la lluvia y dar una pequeña caminata, y me he llegado a interesar más en las personas al punto que quiero que experimenten lo mismo. Es difícil convencer a la gente de ser feliz o, mejor dicho, cuesta convencerla de que tome las acciones necesarias para alcanzar la felicidad. Lo normal es tomar la ruta del placer que es más fácil de alcanzar, aunque no es lo mismo y más bien termina dañando cuando se torna en obsesión y se hacen a un lado los escrúpulos para obtenerlo.
Recientemente terminé de leer un libro donde un alcohólico relata su experiencia mientras estuvo en actividad. Una de las partes que más me llamaron la atención fue cuando contó que asistía a reuniones de A.A. y se convenció de que le ayudarían a dejar de beber. El problema es que no estaba dispuesto a hacerlo porque seguía aferrado a la ilusión de que podía controlar su forma de beber. Esa ilusión lo llevó al borde de la muerte. Quizá mucha gente ha llegado así a nuestros grupos, es decir, ven que el programa funciona, pero no tiene la disposición de hacer los cambios para ser felices. Consideran que no están tan mal y no vale la pena tanto esfuerzo. Como la mayoría de la gente, decía un escritor, se ha acostumbrado a vivir en un mar de excremento y lo que le interesa es que no se le formen tormentas. En mi caso la idea no es buscar ayuda para estar crisis temporales, sino tener forma de vivir mejor que incluso evitará que muchas de esas crisis lleguen. No quiero vivir resignado en una “desgracia aceptable". Quiero ser feliz.
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