
Mis temores de llevar el mensaje de esperanza de Al-Anon a destinos que consideraba inalcanzables o de enfrentar a una enorme hostilidad e indiferencia, se han ido desvaneciendo al ver cómo es tan bienvenido y al estar cada vez más consciente de que mi Poder Superior me da su apoyo. El Programa y la hermandad son suyos y el espíritu de las personas parece intuirlo y por eso le abren las puertas. Existe una enorme cantidad de nuevos miembros esperando a ser "cosechados" pero hay que agitar la mano de Al-Anon para que sepan que existe y dónde encontrarla.
Me hace muy feliz saber que estoy realizando el trabajo de mi Poder Superior y que él me da lo necesario para lograrlo. Me duele eso sí, el que no pueda dedicarle tanto tiempo como quisiera, porque tengo otras responsabilidades que no puedo desatender. Pero incluso cumpliéndolas tengo la posibilidad de llevar el mensaje. La práctica de los principios en todos mis actos es otra forma de difundirlo por donde voy y de marcar la diferencia. Hago mejor al mundo empezando por mí y creo que esa es la obra que espera Dios que hagamos todos. Sin embargo no debería ser la única manera de llevar el mensaje porque es muy limitada en cuanto a alcance de personas. Hay formas sencillas de hacer que mucha gente sepa que existe este tesoro llamado Al-Anon y que no puedo dejarme solo para mí.
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