
Otra vez quedo de manifiesto que la práctica del
programa produce cambios portentosos. Se notaba en mi compañera una gran
restauración interior que no pensé fuera lograr tan pronto. El verla dar testimonio
del cambio que ha experimentado me tomó por sorpresa. Solo verla parada delante
de tanta gente hablando con tanta seguridad y alegría, trasmitía con fuerza que
algo importante había sucedido en su vida. Me pareció muy atractiva su forma de
promocionar el programa y espero que también le haya parecido atractiva a los
asistentes, y eso se traduzca en nuevos miembros.
No dejan de asombrarme los cambios tan radicales que
pueden lograr las personas cuando se deciden a hacerlo y tienen la guía
adecuada. El cambio en mí también ha sido grande y confío en que siempre seguirá
teniendo un impacto positivo. La vivencia de los principios no es una medicina
que se toma para un alivio temporal, sino el alimento diario que nutre al espíritu
para estar permanentemente fuerte. No es algo para de vez en cuando, sino para
toda la vida.
C.G.
C.G.
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