
Mentirse se va convirtiendo en costumbre y uno se va haciendo experto. Hasta se llegan a creer las propias mentiras. Se hace común el minimizar, auto legitimarse, relativizar, exagerar, en fin, engañarse para defender lo indefendible al punto de volverse un cínico. Así es como se termina viviendo en la mentira en lugar de vivir en la verdad. Si vivo en la mentira no será posible un proceso de sanación interior, porque para ello es vital la conciencia y la aceptación. Tengo que dejar de ser un sonámbulo espiritual y despertar a la realidad, aunque duela.
Si acepto la culpa me libero, pero si sigo practicando la negación me mantendré prisionero y mi vida seguirá en el camino de la ruina. Requiere bastante trabajo espiritual aceptar que uno está equivocado, pero es lo que abre la puerta una vida sana emocional y espiritualmente. Lo mejor es ser responsable.
C.G.
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