He tenido muchos momentos muy difíciles en mi vida. El más reciente
implicaba que mi seguridad material se viera permanentemente truncada o por lo
menos así lo interpretaba. Todavía puedo verme acostado en mi cama invadido por
la ansiedad, inventando mil escenarios negativos de lo que sería mi vida. Me
sentía en desventaja frente al mundo y no podía esperar otra cosa que lo peor.
Mi negativismo superaba por mucho a mi fe. Con todo y eso seguía aferrado a mi
Poder Superior.
Aunque estaba experimentando mucho dolor emocional, usaba toda
la fe que podía reunir en un momento en que mi mente estaba muy turbada. El
panorama lucía lúgubre. Un buen día las cosas mejoraron y hasta aquello que me
causó dolor resultó tener un propósito que enriqueció mi vida más allá de lo
que me imaginaba. Solo para dar un pequeño ejemplo, en ese tiempo fue cuando
decidí acercarme a un grupo de Al-Anon.
Nunca cultivé una fe firme porque la
desconfianza era de lo que más se practicaba en mi hogar. Aunque creía en Dios,
no le creía a Dios. En otras palabras era un creyente teórico pero un ateo
práctico. Para mí no ha pasado desapercibido el accionar maravilloso de mi
Poder Superior en mi vida. Eso ha aumentando mi capacidad de entregarle con
confianza mi futuro. Cuando las cosas se ponen muy complicadas me basta recordar
que me he visto en iguales circunstancias y que de algún lado llegó la ayuda.
Si
pongo el futuro en manos del Dios de mi entendimiento no necesariamente será
como yo pienso, pero en definitiva será promisorio.
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