El ver con honradez
mis acciones y motivaciones es lo que me permite evaluarme de manera realista.
No saco nada con engañarme, excepto llevar una vida irreal.
El conocimiento y
aceptación de lo que soy y de la realidad que me circunda, es el principio de
la felicidad. Debo verme de manera neutral para no caer en una extremada dureza
o en una excesiva condescendencia.
Tengo que evitar
sentimientos de culpa recordando que siempre estoy expuesto a fallas, pero que
estoy dispuesto a corregirlas y a no volver a cometerlas. Por otro lado debo
evitar la presunción recordando que lo bueno en mí viene por gracia de Dios y
lo que debo de hacer es estar agradecido con él. Antes creía que mi inventario
moral tenía como fin realizarme un psicoanálisis rudimentario. No se me ocurrió
que me estaba llevando a conocer mi realidad para poder trabajar correctamente en
ella.
No es lo mismo caminar
a oscuras que caminar con la luz encendida. De igual manera nuestro espíritu no
camina igual en medio de la mentira que en medio de la verdad. El andar en la
verdad es la humildad y ella me hace caminar confiado por el camino correcto.
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