Una psicóloga me dijo que
no creía en Al-Anon porque fomentaba la codependencia. Y es que resulta que me
contó la experiencia de una mujer que asumía las responsabilidades del enfermo
alcohólico. En vez de ponerle límites, seguía igual de permisiva. Algunos
confunden el amar, y quizá muy convenientemente para seguir el juego neurótico
de la codependencia, con ser sumamente condescendiente.
He estado pensando cuál
sería el criterio a usar para saber cuándo estoy soltando con amor o cuándo
estoy siendo permisivo. El criterio más efectivo que he encontrado, y mi
padrino me secunda, es la RESPONSABILIDAD. Cuando no dejo que el otro asuma sus
responsabilidades y aliento sus defectos de carácter, no actúo con amor, por lo
tanto no estoy practicando el desprendimiento emocional.
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