Aunque
mi vida transcurre en general de una manera serena, no faltan tentaciones de
recaer en la ansiedad, la ira, el temor, la lujuria, la auto conmiseración y
demás defectos de carácter. Si me entrego a ellas volveré a desestabilizarme,
perderé mi armonía interior y me encaminaré otra vez hacia el caos.
El
Primer Paso nos recuerda nuestra debilidad y conscientes de ella no podemos
descuidarnos. Subestimarla traería nuevamente consecuencias funestas. El Décimo
Paso ha sido vital en mi proceso para evitar caer en las tentaciones que se
despiertan en mi interior. A diario procuro alimentarme espiritualmente y así
estar lo suficientemente firme para no caer fácilmente en estas
tentaciones.
La
oración y la meditación frecuente sobre los temas que tocamos en el grupo, me
han sido de gran utilidad para mantenerme firme en los momentos de prueba. No
he llegado ni creo que llegaré al punto de ser invulnerable, sin embargo
siempre estaré preparado para dar una buena lucha cuando sea necesario. Estas
situaciones (una dificultad económica, la pérdida
de un trabajo,
el deseo de inmiscuirme en lo que no es de mi incumbencia, intentar controlar a
alguien, etc.) son las que me hacen ejercitar el programa y me ayudan a medir
mi progreso. Si fallo, revisaré mis errores y la frecuencia de estos para
trabajar en ellos y no reincidir.
Soy humano y las tentaciones estarán siempre listas para dominarme, pero también lo estarán los principios que he aprendido para resistirlas. Tomarán el control las que haya alimentado más.
C.G.
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