No soy infalibe.Creer que lo soy sería arrogancia. He cometido muchos
errores y en el futuro también los cometeré. Eso no me desanima. El programa es
benévolo. Me enseña a que debo amarme y aceptarme por lo que no voy a
flagelarme a causa de mis equivocaciones. Lo que debo hacer es aprender de
ellas, procurar sinceramente no volver a cometerlas y como nos enseña el Noveno
Paso, reparar el daño si alguien salió perjudicado.
Michael Jordan, el famoso
jugador de baloncesto, decía en una campaña publicitaria que por haber fallado
una y otra vez, había triunfado. Aprender de nuestros errores nos permite
mejorar y evitar repetirlos. Puedo aprender por ejemplo sobre mis propias
limitaciones y que hay cosas que no puedo o no debo cambiar.
Fallar es una
lección de humildad porque nos permite conocernos mejor y nos recuerda que
necesitamos la ayuda de un Poder Superior. Mis fallos, entre otras cosas, me
han ayudado a detectar las áreas débiles en las que debo trabajar.
No usaré mi
imperfección para eludir mi responsabilidad. Aceptaré mis errores y serán mis
maestros que no solo me enseñaran a hacer mejor las cosas, sino también a ser
tolerante con los de los demás.
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