A veces miro para atrás y los resentimientos me quieren volver a molestar. Sé que los resentimientos son una autoflagelación que solo sirve para obstaculizar mi desarrollo dentro del programa. En esos momentos echo mano de la comprensión y entiendo que esas personas por las que albergué resentimientos hicieron lo que hicieron, ya fuera con buenas o malas intenciones, porque eran ignorantes y estaban enfermas emocionalmente igual que yo. También comprendo que soy yo el que le abrió la puerta a ese dolor y que igual puedo cerrársela.
Mi enojo se torna en compasión por las personas que actuaron de mala manera porque, a menos que hayan cambiado, no podrán alcanzar el gozo que ahora siento y tendrán que seguirse arrastrando en la miseria espiritual. Algunos han sido muy “favorecidos” por los "dioses" Placer, Poseer, Poder y Figurar, pero no me cambio por ellos. Prefiero mi relación con Dios tal como lo concibo y mi vida tal como está.
De vez en cuando me gusta visitar lugares que me despiertan recuerdos. Es como un viaje al pasado. En esos lugares ocurrieron cosas buenas y malas, pero todas contribuyeron a que fuera lo que soy hoy y entonces mi corazón se llena de gratitud. La gratitud ha resultado una gran aliada para dejar atrás los resentimientos. Al hacer un recuento de por lo que debo estar agradecido, cuando miro ese dolor, queda oculto por una montaña de satisfacciones.
Mi vida es muchísimo mejor y se ha enriquecido tanto, que ahora puedo tender una mano a quienes la necesiten. Se me ha dado mucho y lo que verdaderamente necesitaba, que no siempre coincidió con lo que quería. Lo poco que ahora deseo, lo pongo a consideración de Dios para saber si es inspirado por él, y por lo tanto es para cumplir su propósito. Si no lo es, no lo quiero porque sé que verlo cumplido en vez de beneficiarme, me dañará.
Ya no me queda espacio para el resentimiento porque todo lo ocupa la gratitud. Es más, también llego a estar agradecido por esas personas con las que he estado resentido porque, de no haber sido por sus acciones, quizás no hubiera buscado ayuda y tampoco hubiera encontrado una forma de vivir tan plena.
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