El programa me ha enseñado
a desafiar los convencionalismos que me fueron inculcados y con los cuales
todavía soy bombardeado. No seguir la corriente ha hecho que no obtenga cosas
que me enseñaron eran muy deseables porque alimentaban mi ego. Eran muy
tentadoras porque no entendía que alimentarlo no iba a beneficiarme sino a ser
mi perdición.
Ante
los ojos de muchos seguramente me veré como un perdedor. Quizá hasta algunos
digan que no estoy disfrutando de la vida. Pero me siento bien, pese a que la
corriente del mundo me logre hacer creer por instantes lo contrario. He visto
la desgracia que acarrea la insensatez de tanta gente que busca satisfacer sus
deseos egoístas a cualquier precio. Ahora sé que no todo lo que me han enseñaron
a querer me conviene.
Mi
deseo ahora es cumplir la voluntad de Poder Superior, lo necesario para lograrlo
y vivir de su providencia. Las cosas deben venir de la mano Dios porque de lo
contrario son veneno puro.
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