martes, 20 de enero de 2015

Tú eres el que tiene que cambiar

Apadrinarme es una de las actividades dentro del programa que más me agradan. Cuando estaba iniciando el proceso con mi actual padrino, llegaba a darle quejas de lo que me hacían otras personas. Quería que se pusiera a mi favor. Él se mostraba comprensivo y su respuesta a mis lamentos era "Que mal... ¡Pero tú eres el que tiene que cambiar!" Sus palabras no me molestaban pero me sonaban a regaño. Algo en mí lo interpretaba como "es tu culpa". Posiblemente tantos reproches que había recibido me habían vuelto muy susceptible cuando percibía que alguien no estaba al cien por ciento de mi lado. Podría haberse debido a que todavía jugaba el papel de mártir, y por ser tan “bueno” inconscientemente creía que no tenía nada que cambiar. 
 En mis primeros días en Al-Anon me pidieron exponer el tema "Que empiece por mí". Me explicaron que se trataba de un lema. Decía tanto con tan pocas palabras.  Me gustó. Entendí que era una invitación a trabajar en mí mismo. Me hizo pensar que yo podía ser una chispa que iniciaría grandes cambios. Se me figuraba que me estaba animando a ser ejemplo para los demás. Era otra forma de decirme "tú eres el que tiene que cambiar". Se convirtió en mi lema favorito. 
 Cuando entré a la hermandad no tenía expectativas de cambiar a nadie. Algo me decía que yo tenía que hacer los cambios y Al-Anon me lo reafirmaba. Mi forma de percibir las cosas cambió fundamentalmente. Cambiaron mis pensamientos, mis emociones y mis respuestas. Mi transformación motivó cambios en algunos factores externos. Otros no cambiaron del todo pero no me importa. Lo importante es mi nueva forma de abordarlos. Eso me da la tranquilidad de saber que no estoy subordinado a las circunstancias sino al contrario.

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