No poder ver ni aceptar la verdad me impidió por mucho tiempo hacer los
cambios necesarios para mejorar mi vida y sentirme mejor. Algunos
convenientemente la niegan para seguir un mal camino sin ser molestados por su
conciencia. Aceptar la realidad puede ser duro porque encontraremos cosas que
no nos gustan y posiblemente tengamos que ejecutar acciones que no queramos por
una malsana comodidad.
La verdad libera pero trae responsabilidades
y a muchos les resulta más cómodo negarla. Pero aunque la niegue, la verdad no
deja de ser verdad ni las consecuencias de nuestros actos dejarán de cumplirse.
Puedo negar la Ley de la Gravedad pero eso no impedirá que caiga si me tiro a
un precipicio. El programa de Doce Pasos me pide honestidad desde el principio.
Me reta a abrir mis ojos y a no resistirme ante la realidad que encuentro. De
otro modo, ¿qué progreso puedo tener? Tengo que aceptar mi problema, que soy
una persona con múltiples y graves defectos, que mi familia no es perfecta, que
mi vida se ha vuelto un caos, que he causado daños, que no he sido víctima sino
cómplice y otras tantas realidades que desearía no fueran ciertas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Le sugiero dejar su comentario usando la opción Anónimo