No siempre lo que es bueno para el ganso es bueno para la gansa. No debo imponer mis criterios, aunque tenga buenas intenciones. Puedo compartir con los demás mis propias vivencias y cómo me han ayudado, pero no puedo forzar a otros a tenerlas.
Como había dicho en un comentario anterior, convertimos a los demás, especialmente a los más allegados en extensiones o sucursales de nuestro abultado y susceptible ego. Los queremos absorber y volver parte nuestra, por lo tanto deben cumplir nuestras exigencias como si fuéramos nosotros. No puedo obligar a nadie a adoptar mi forma de vivir. Puedo practicarla lo mejor posible para hacerla atractiva y así animar a otros a adoptarla. Si exijo, me haré blanco del rechazo de los otros y a fin de cuentas, según mi experiencia, la gente terminará haciendo lo que quiera hacer y solo terminaré frustrado porque mi ego no se vio satisfecho.
Pienso en el libro Los viajes de Gulliver donde se narra que los imperios de Liliput y Blefuscu vivían en guerra por un desacuerdo en el lado del huevo por el que debía romperse la cáscara. Me pareció una manera muy apropiada del autor para exponer nuestra obstinación por imponernos hasta en cosas insignificantes. Cuando entré al programa me gustó muchísimo la amplitud de criterio. Todo era sugerido pero lo que más me llamó la atención desde el primer día fue cuando leí en un paso "Dios, como cada quien lo concibe". Mucha sangre se ha derramado en el mundo por la disparidad de visiones que se tienen de Dios. Pero en el grupo todos eran libres de creer lo que quisieran. Esa tolerancia me cautivó y la he adoptado. A otros no les ha gustado un criterio tan amplio, y sus propias certezas los han alejado de un programa que los beneficiaría.
He aprendido a poner límites a los demás, pero eso no me ha impedido aplicar el lema “Vivir y dejar vivir”. Los demás tienen el derecho de vivir como deseen. Desde mi punto de vista el reto más grande que plantea el programa, es que debo tomar mis propias decisiones y dejar decidir a los demás y que afronten las consecuencias de sus decisiones. Puede resultar difícil pasar de una actitud controladora a una respetuosa, pero lograrlo es señal de gran progreso y fuente de una enorme paz.
C.G.
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